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Revista Filipina, Segunda Etapa. Revista semestral de lengua y literatura hispanofilipina.
Primavera 2016, Vol. 3, N
úm. 1

B
IBLIOTECA
PDF: Obra dispersa
PDF: Revista Filipina–Primavera 2016


G
UILLERMO GÓMEZ RIVERA

OBRA DISPERSA



Edición de
Isaac Donoso





Revista Filipina
Manila
2016





Stacks Image 965


EL CASERÓN

(LA FORTALEZA ESCONDIDA)

Comedia Filipina en tres Actos

por


Guillermo Gómez Rivera

Premio Zóbel de 1975



Versión aumentada y corregida por el autor
respecto a la original publicada en 1978

Stacks Image 988
a

GUILLERMO GÓMEZ RIVERA
ESCRIBE UNA COMEDIA


por LUIS NARETO
(de
El Debate de Manila)1



      Apartado de las vanidades que suelen acontecer en el mundo de las letras, Guillermín, como cariñosamente le llaman sus amigos, es una persona firme, sensible y amable, que escribe sin preciosismo ni baches. La otra tarde estuve en su casa para ver que es lo que hace en estos momentos. Guillermo Gómez Rivera ocupa puestos de responsabilidad, prepara una revista, escribe una comedia, siempre anda metido en mil danzas y andanzas. Es un reguero de pólvora batallador incansable, cuyo amor a todo lo español, en particular la literatura y el baile folklórico y artístico, es ya tradición en él.
      La comedia que ha escrito se titula “La fortaleza escondida”. Después de haberla leído y saboreado con sumo placer, me atrevo a una sugerencia. Yo la llamaría “El Caserón”. Gómez Rivera comienza con un diálogo que se desarrolla de forma rápida e incisiva sobre situaciones típicas y de la vida cotidiana en Filipinas, más concretamente en Iloilo, recién entrados los norteamericanos, con sus “Thomasites” y sus modernas posturas. El futuro del caserón se presenta humillante y desolador. Hay elementos ambiciosos y torpes, que pugnan por destruir el patrimonio de la casa solariega. Se pone en evidencia la avidez, el espíritu materialista y comercial del yanqui invasor. Las fuerzas de la razón tienen que unirse. Producir la gran sacudida. Luchar contra el nuevo imperialismo, denunciado su patética incompatibilidad con las costumbres arraigadas en nuestro corazón, como el amor hacia la casa que nos vio nacer, en donde crecimos y pasamos los mejores años de nuestra vida. El alma buena y triunfante de la heroína se impone, y con lógica y autoridad, consigue su propósito. Hay un desenlace que no puedo revelar, pero brota a chorro vivo, el romanticismo, la nobleza y al final se salva el caserón.





PRÓLOGO


      La acción de este ensayo dramático se desarrolla en un antiguo caserón que aún se encuentra en uno de los distritos más históricos de la ciudad de Iloilo. Es la época norteamericana en Filipinas entre los años 20 y 30 del siglo actual.
      El concepto que se ha formado, y sigue formándose, de la dominación norteamericana sobre Filipinas — tan inmaculadamente descrita por “nuestros modernos historiadores” — parece darnos a entender que los filipinos de aquellos tiempos la aceptaron sin cuestión: motivo para que los pseudofilipinos de hogaño alardeen que “fue precisamente durante aquella época cuando
2 el alma nacional del filipino se formó. De esta manera omiten, maliciosamente, la contribución fundamental de España a la formación peculiar de nuestro carácter nacional.
      Teniendo en cuenta el siempre pendiente peligro de absorción de potencias vecinas que amenazarían la misma existencia nacional de Filipinas, declaramos de antemano que si esta obra contiene ideas anti-norteamericanos, no son los intereses colonialistas de esos vecinos los que nos inspiran a escribirla. Somos, desde luego, de la opinión que preferimos estar por otros cien años bajo un dominio norteamericano, como el que tuvimos a la vuelta del siglo pasado, que estar un sólo lustro
3 bajo el dominio de alguna potencia vecina. Las razones son obvias y no necesitamos detallarlas aquí.
      Quisiéramos, a pesar de esta realidad, hacerle justicia a España porque lo necesitamos hacer, no sólo por amor a la verdad, sino porque tenemos que ser sinceros
4 en nuestra vocación nacionalista y filipinista.
      Es una pena que para hacerle justicia a España
5 tengamos que exponer ciertos defectos norteamericanos, defectos que han sido, y aún son, la causa de nuestra confusión nacional y de la misma aversión, ciega y unilateralmente instigada sobre la juventud filipina, contra el idioma español y contra todo lo hispánico6 que precisamente conforma lo que es la auténtica y soberana Filipinas7.
      Creemos, sin embargo, que presentando las cosas, tales como son, ante el mundo,
8 inclusive ante los mismos WASP usenses, como a los des-filipinizados de hoy9, Filipinas sabrá justipreciarse mejor para su bien nacionalista e inter-nacionalista10.
      Y cuando Filipinas ya se haya rehabilitado espiritualmente del sectario
11 error norteamericano y se hubiere librado de la siempre pendiente amenaza de absorción de potencias vecinas, estamos seguros que a pesar de la exposición del lado indeseable del WASP usense12 en Filipinas por medio de esta comedia, los filipinos amarán a Norteamérica como se merece13, y amarán a España como la madre que es de su nacionalidad. Pues, por encima14 del vilipendio WASP usense15 en los libros de texto de historia filipina endilgados a los incautos estudiantes filipinos16, España ha de rescatar también su merecido título como la nación gestadora de la nuestra.

G.G.R.

_________________
1 (de El Debate de Manila)]
[en el que]
[año]
[profesamos la sinceridad]
[para hacer esto]
en Filipinas[
que precisamente conforma lo que es la auténtica y soberana Filipinas]
Ante el mundo]
[a los amigos norteamericanos como a los filipinos de hoy]
10 nacionalista e inter-nacionalista]
11 sectario]
12 [norteamericano]
13 [se deberá agradecer a otra bienhechora de su patria]
14 [A pesar]
15 [norteamericano]
16 en los libros de texto de historia filipina endilgados a los incautos estudiantes filipinos]


Lea El Caserón (PDF)


a

“EL CASERÓN” SIMBOLIZA A FILIPINAS

Por el P. Rolando de la Goza, C.M., Ph. D.


      Siguiendo la insigne ruta de los ilustres filipinos, —insignes como Rizal, López-Jaena, José María Pañganiban Y Claro M. Recto—, el Señor Guillermo Gómez Rivera ha producido un trabajo teatral que es instructivo a la vez que entretenido. Por boca de sus personajes en El Caserón (La Fortaleza Escondida) el autor nos inspira a practicar una de las virtudes más agradables y más elevadas: el amor a la Patria tras el conocimiento de su pasado más o menos glorioso.
      A pesar de tantas huellas, tanta evidencia, palpablemente arrolladoras en su conjunto, aún tenemos a varios de nuestros modernos historiadores que quieren darnos a entender lo que nunca fue cierto: —el que todos nuestros antepasados aceptaron sin cuestión la dominación norteamericana sobre Filipinas. Es un acierto de parte del Señor Guillermo Gómez Rivera el haber indicado con precisión lo falso que es esta noción. Con solamente leer a los autores que tuvimos al comienzo de este siglo, grandes conocedores que son de la bella lengua de Cervantes, ya basta para el que más, y el que menos, se sorprendan ante la ignorancia histórica que gobierna sobre los escritos de muchos de nuestros autores, e historiadores, modernos.
      “El Caserón” muy bien podría simbolizarnos a Filipinas. Hay quienes quieren venderla al mejor postor pero también tenemos a filipinos, del tipo de Adelaida, que heroicamente lucharán contra todo y contra todos, por defender la integridad nacional de nuestra Patria, cueste lo que cueste.
      Creo, y conmigo viven muchos de igual opinión, que esta obra del Señor Guillermo Gómez Rivera, despertará en los filipinos de hogaño lo que más necesitan en la jerarquía de los sentimientos nacionales: el amor a España y a nuestro pasado. Es casi trágico reconocer esta verdad: el que tanto España como Filipinas, la Filipinas de nuestro recientísimo pasado, ambas vivan en desconocimiento y deserción de los ideales de su común Hispanidad. (Manila, abril de 1975.)