Segunda Etapa. Revista semestral de lengua y literatura hispanofilipina.
Verano 2021, volumen 8, número 1
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PDF: Entrevista con Fernanda Aliseda
ENTREVISTA CON
FERNANDA ALISEDA
Realizada por
ANDREA GALLO
Fernanda Aliseda, de familia mexiquense, pero crecida en el estado de Jalisco, es psicóloga y profesora. Desde hace un año ejerce como maestra voluntaria de ciencias sociales en el Instituto Nuestra Señora de la Merced de las Hermanas Mercedarias Misioneras de Berriz (MMB) en la pequeña ciudad de Kolonia, capital de la isla de Ponapé, o Pohnpei, en las Carolinas, Estados Federados de Micronesia.
AG: Fernanda primeramente te agradezco mucho por aceptar esta entrevista.
Empezaría pidiéndote que nos ilustraras las razones ideales, así como las circunstancias de la vida, que te han llevado a la lejana isla de Ponapé.
FA: Primeramente, muchas gracias por la invitación de participar con ustedes y me emociona saber que hay interés por conocer y compartir lo que se está viviendo en tan lejana isla. Con respecto a tu pregunta… Es una larga historia, trataré de hacerla corta.
….Empezaré por contarte que comencé este viaje con lo que yo describiría como una crisis espiritual. Mi vida en general estaba bien, estable: tenía dos trabajos donde me iba bien y me gustaba lo que hacía; estaba en una relación de pareja donde llevábamos juntos seis años; mi situación familiar, de salud, física, todo podría decirse era “perfecto”, pero había una voz interna que no dejaba de incomodarme, de aprovechar cada oportunidad para ser escuchada. Uno de mis miedos se hacía realidad: me di cuenta que estaba siendo moldeada por la sociedad, siguiendo patrones preestablecidos, lo que se esperaba de mí, lo que debería de ser, pero no me sentía completa.
….Gracias a personas de mi alrededor a los que llamo maestros espirituales, pude escuchar esa voz y darme cuenta de lo que en verdad quería y necesitaba. Fue ahí cuando decidí comenzar a viajar sola, pero no quería viajar solo por el placer de conocer lugares nuevos, quería que mi viaje tuviera y sirviera como un impacto en nuestro mundo, así que comencé buscando donde hacer algún voluntariado… como todas las cosas que deseas desde el corazón y con todas tus fuerzas, se fueron abriendo oportunidades, las cuales no dudé en tomar…
….En la ciudad donde vivo mi mamá trabajaba en una escuela católica dirigida por las MMB, y meses antes de irme a Tailandia a un retiro de Yoga y Mindfulness (mi primera parada), una de las hermanas (Sister Yolanda, mexicana) que vivió mucho tiempo en Ponhpei, y que ahora reside en Guam, fue a visitar a su familia y de paso compartió su experiencia con las alumnas justo en la clase donde mi mamá estaba como maestra titular, les contó la situación que se vive en las islas del Pacífico y como las Hermanas Mercedarias están apoyando por medio de la educación. Cuando mi mamá la escuchó dice que en su cabeza lo único que resonaba era mi nombre: “Esto es lo que mi hija quiere hacer”.
….Cuando mi mamá me compartió la experiencia, inmediatamente dije: “quiero conocerla, platicar con esta hermana y preguntarle cómo puedo ayudar”. Al final, no pude platicar con ella en persona – no nos llegamos a conocer hasta que yo hice parada en Guam – pero contacté a otra de las hermanas que estaba a cargo de las misiones en México, y ella fue quien me contactó y me introdujo en la filosofía, misión y visión de ser una misionera mercedaria de Berriz. Recuerdo perfectamente cuando me dijo: “Estás segura de que quieres irte a Micronesia, es muy lejos…” y yo contesté con un rápido “sí”, aunque para ser sincera, ese mismo día tuve que buscar en Internet donde estaba ubicado, y, bueno, cuando lo buscas en Google Maps… ¿lo has intentado? ¡No se ve nada! Es una muy, muy pequeña isla en medio del Océano Pacífico.
….Las cosas se pusieron un poco complicadas cuando de papeles y migración se trató… Yo comencé mi viaje a Tailandia, con un boleto de regreso a mi ciudad, no sabía si el voluntariado se abriría para mí y dejé las cosas en manos del universo o Dios; “si es para mí, las puertas se abrirán y lograré viajar hasta allá, si no, regresaré y tomaré otro camino…” Y así fue, cuando estaba en Bangkok, me contactaron de Pohnpei con la noticia de que mi permiso para entrar como voluntaria había sido aceptado.
….Así que creo que las razones principales son una búsqueda espiritual que va de la mano con definir mi propósito de vida en el servir y ayudar al mundo en el que vivo, principalmente hoy con las comunidades.
AG: Interesante recorrido de vida... así que seguro podrás entender mejor a los jóvenes con sus inquietudes y sus deseos de desplazarse hacia otros mundos, entonces, te pregunto ¿cómo son los jóvenes de Ponapé? ¿Cómo ves a tus alumnos? ¿Dirías que las problemáticas de los adolescentes se parecen en todo el mundo o, en cambio, que el ambiente hace que la adolescencia y la juventud se vivan de una forma muy distinta en un rincón tan lejano del globo? ¿Cuáles son los sueños, las inquietudes, los proyectos de tus alumnos?
FA: Creo que como en todos los lugares nuevos a los que viajamos, he podido encontrar muchas diferencias en la cultura, educación y formas de vida, comparado a lo que yo estaba acostumbrada. Los jóvenes en Ponhpei, yo los describiría como llenos de energía, en la mayoría de ellos puedes ver y sentir ese fuego de ser jóvenes y con ganas de descubrir el mundo, están sumamente orgullosos de su cultura, de ser de Micronesia, tienen un valor inquebrantable por la familia y aunque han adaptado muchas costumbres de Estados Unidos y de lo que ven en redes sociales, puedes ver como hay ciertas tradiciones o ciertos comportamientos que prevalecen en ellos.
….Si hablamos de las problemáticas, creo que son muy parecidas a las que se viven hoy en el mundo con los adolescentes, la diferencia estaría en que aquí no se ven como “problemáticas”, por ejemplo: hay problemas con drogas, embarazos a edades muy tempranas, suicidios, violencia intrafamiliar, entre otros. Cuando hablo de que “no se ven como problemáticas” me refiero a que se ven como parte de la cultura. Para ilustrar esto te pondré dos ejemplos de los más comunes aquí en Pohnpei: el sakau (es una bebida narcótica, preparada con las raíces de esta misma planta) y el betel nut (nuez de la palma de areca, es masticable y altamente adictiva, está asociada con enfermedades como cáncer), en fin, estas dos “drogas” por llamarlas de alguna forma, vienen acompañadas de rituales religiosos, tradiciones y de mucha historia, por lo que al contrario, se ven como un paso de iniciación a su vida adulta como miembros de esta cultura. Así mismo, cuando hablo de los embarazos en adolescentes, primeramente, desde mi punto de vista no reciben educación sexual a tiempo, o está muy restrictiva, la venta de anticonceptivos es cara por lo que los adolescentes tampoco pueden pagarlo, por otro lado, para los locales es una bendición la llegada de un miembro a su clan y es lo que se espera en una mujer, tener hijos y cuidar de su familia.
….El impacto de vivir tan aislados del mundo, aunque actualmente se tenga el Internet para sentir todo más cerca, es que muchas veces me he encontrado con alumnos que no tienen sueños o aspiraciones fuera de aquí, a veces se les olvida que hay un mundo lleno de retos y posibilidades, se cierran a lo que está aquí. Por otro lado, algunos alumnos que han viajado a los Estados Unidos, o que sus papás son de allá casados con locales, tienden a ver más fuera de la isla y los proyectos en los que más se enfocan están relacionados con los cambios climáticos y la preservación de la vida marina.
AG: ¿Cómo se vive en una pequeña isla de Micronesia? ¿A qué se dedica la gente? ¿Cuál es su relación con la naturaleza, con el medio ambiente, con el trabajo, etc.?
FA: La vida aquí yo la definiría como “simple”, cuando uso la palabra simple lo comparo con lo que yo conozco, vengo de una gran ciudad, por lo que he podido ver y experimentar lo que es que todo se mueva más lento, la vida laboral comienza más tarde, la gente vive menos estresada, no van corriendo de una actividad a otra, no hay muchas opciones en que emplear tu tiempo, por lo que la gente pasa más tiempo junta, en familia, hacen muchas grandes reuniones, donde hay mucha comida y son muy incluyentes.
….Cuando me preguntas de su relación con la naturaleza, me doy cuenta de que no podría separarlos, son uno, es decir, se nutren de ella, viven con ella, trabajan con ella y para ella. Te diría que jamás había visto tan hermosos paisajes. Aunque te comparto que me doy cuenta que al tenerla ahí siempre la toman por sentado, y cuando se habla de cuidar el medio ambiente, podría decirte que es un campo muy amplio.
AG: Tú estás viviendo con unas monjas, ¿cuál es primeramente su misión ahí? ¿La evangelización, la promoción social algún otro aspecto? Y ¿cuál es la función de tu misión educativa ahí?
FA: Si, yo estoy viviendo con tres monjas (MMB). En general su misión es ser “mujeres de Dios”, es decir, ver el mundo como Dios lo hace: con amor, siendo incluyentes, con ternura y compasión. Sin dejar a un lado la realidad, ellas buscan con su fe y su servicio impactar en la transformación positiva del mundo. Todo esto en particular aquí en Micronesia, ellas lo logran a través de brindar una educación integral en las escuelas a las que sirven.
….Bueno, mi misión educativa aquí va muy de la mano con la de ellas. Creo firmemente, como dijo Nelson Mandela, que “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. Mis alumnos me han enseñado mucho aquí y lo que yo busco es poder mostrarles desde mi perspectiva el mundo, de brindarles un espacio donde no solo aprenden ellos, sino yo con ellos, en donde no solo se comparten datos académicos o se dejan tareas, sino en donde las habilidades que se entrenan dentro de clase son habilidades que podrán utilizar durante su vida y sobre todo un espacio donde exista amor, en un mundo en el que no importa a donde miremos existen tragedias y decepciones, busco que mis alumnos logren sentirse queridos, valorados y vistos. La adolescencia no es una etapa fácil para nadie y mi misión es que por lo menos logren aprender valores que nos ayuden a formar un mundo más pacífico, que sean tolerantes a las diferencias, que estén abiertos a escuchar la opinión del otro, que sean honestos con ellos mismos y con quienes los rodean, y, bueno, qué mejor que se construyan como seres humanos íntegros, que sepan alentar y trabajar en equipo y que vean no solo por su bien sino por el de la comunidad, el medio ambiente y todos los seres vivos.
AG: Según tu experiencia en la isla ¿cómo ves la relación de Ponapé y más en general del estado micronesiano con EE.UU.? ¿Es una relación de tipo colonial o la definirías de otra manera? ¿Y cuáles son las relaciones de las islas entre sí y de Micronesia con sus “vecinos” como Australia o los países de Extremo Oriente?
FA: Tocas un tema muy delicado para las personas aquí en Micronesia y, bueno, mi respuesta es desde mi punto de vista, porque sé que mucha gente podría contradecir lo que voy a decir. Quiero empezar diciendo que vengo de un país que está bastante, por no decir completamente, influenciado por Estados Unidos, sé lo que es depender de esta gran potencia, y aunque exteriormente podría decirse que no hay influencia, los que hemos vivido ahí la podemos ver en todos lados…. Bueno, pues algo similar pasa con Micronesia, aunque en niveles más grandes y con una apertura mucho mayor. Las islas dependen mucho de este país, y por x o y razones económicas, políticas o militares, Estados Unidos aporta mucho aquí, especialmente en dinero, oportunidades para los ciudadanos y en recursos. Creo que como toda relación tiene sus fortalezas y debilidades, diría que una de las áreas de oportunidad es, por ejemplo, que EE.UU. manda mucho dinero para la educación, así que muchos estudiantes reciben dinero por ir a la escuela, pero en lugar de que este sea un incentivo para continuar con sus estudios, muchos deciden repetir ciclos escolares, para seguir recibiendo el dinero que es mandado. Por otro lado, los estudiantes reciben muchas oportunidades, la mayoría como si fueran ciudadanos estadounidenses, así que si las saben aprovechar pueden sacarle mucho provecho a esta relación entre países. Para ilustrar mejor esta relación, te cuento que con esta pandemia Estados Unidos está enviando vacunas para todos los residentes de Micronesia, y es contado como si fuera un estado más que conforma EE.UU., por lo que la gente que estamos aquí hemos sido bendecidos con las vacunas, incluso sin tener ningún caso de COVID19 aún.
….En general, los países más involucrados con los Estados Federados de Micronesia (FSM) son Australia, Japón, y China y todos ellos ayudan de cierta manera a Micronesia, se ven beneficiados y también invierten en el desarrollo de la isla. Algunos locales, o personas que han vivido aquí por más tiempo, comparten que es evidente la forma en la que China y EE.UU. “luchan” por mantener la relación más cercana y hasta llegar a influenciar las decisiones de los gobernantes.
AG: Las Carolinas fueron colonia española y luego provincia de ultramar oficialmente durante tres siglos, aunque prácticamente en realidad la presencia española fue efectiva durante menos de un siglo para dejar paso después a alemanes y japoneses, ¿qué queda de la presencia española y, más en general, hispana? ¿Se ha mantendio algo en la lengua, en la religión en las tradiciones? ¿Definirías Ponapé un país hispano o el legado hispánico es irrelevante?
FA: Las islas fueron vendidas y colonizadas por varios países después de los españoles. Por lo que entiendo se perdió o se modificó mucho la influencia que se había tenido por la presencia española. A pesar de ello, actualmente aquí en Pohnpei puedes observar algunas iglesias (o lo que queda de ellas) y algunos muros o edificaciones que fueron construidas por ellos y que siguen siendo parte de su legado histórico. Asimismo, hay alimentos que fueron introducidos por los españoles y sobre todo algo que actualmente se puede observar es la influencia en el lenguaje, hay algunas palabras que suenan o se escriben muy parecido a las palabras en español, déjame darte algunos ejemplos: Madre y Padre (Mahdire, Padhdire), Misa (Mihsa), Rosario (Rosasrio), Chocolate (Sokilahde), por decirte algunas.
AG: La orden con la que colaboras allí en Kolonia es una orden española y tú provienes de un país hispano, por cierto sé que varios, tanto alumnos como adultos, te han solicitado clases de español, ¿cómo se percibe lo hispano ahí hoy en día? ¿Se considera algo colonial o parte de la cultura local o quizá algo extraño y exótico?
FA: Sí, es verdad, varias personas locales han expresado su interés por aprender español, y, bueno, yo estoy en la disposición de enseñarlo, así que esperamos organizar algo. En general, para los alumnos o gente más joven, es algo exótico, pero conocido en el sentido de que hay muchos nombres o apellidos que son hispanos, por lo que de alguna manera se sienten relacionados, pero les cuesta trabajo saber de dónde, puesto que la relación la ven muy lejana. Para las personas más grandes es un poco más familiar, es decir, cuando saben que hablo español, me comparten que ellos fueron en algún momento colonizados por españoles y me comparten que muchos marinos españoles formaron familias con gente local, lo que me hace pensar en que a pesar de que haya sido rápida y lejana la intervención hispana, hasta el día de hoy podemos observarla de una u otra manera.
AG: Muchas gracias, Fernanda, por tu testimonio tan interesante y original.
FA: Muchas gracias a ti por esta oportunidad, estoy muy feliz de poder compartir lo que estoy haciendo con ustedes, y de poder invitar a más personas a conocer esta parte del mundo que, aunque la vemos lejana y “extraña” a nuestra cultura hispana, cuando miramos con más detenimiento, nos damos cuenta de que no es ni tan extraña, ni tan lejana y que al final todos somos parte de todo, un cachito de ellos está en nosotros y un cachito de nosotros en ellos... Una vez más te agradezco por esta oportunidad y te felicito por este número ya que poco se sabe y se conoce de la influencia hispana en las Islas del Pacífico.