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Revista Filipina, Segunda Etapa. Revista semestral de lengua y literatura hispanofilipina.
Primavera 2016, Vol. 3, N
úm. 1

A
RTÍCULO
PDF: GGR: Un artista nacional…Andrea Gallo
PDF: Revista Filipina–Primavera 2016


GUILLERMO GÓMEZ RIVERA:
UN ARTISTA NACIONAL



ANDREA GALLO
Liceo Nicolò Tommaseo
Venecia



Voy a empezar esta breve reflexión sobre el significado y el valor de la trayectoria artística y académica de Guillermo Gómez Rivera con esta pregunta: ¿Qué es un ‘Artista Nacional de Filipinas’?
Como cita el Diario Oficial del Gobierno filipino, un artista nacional es un ciudadano filipino que ha recibido el grado y el título de Artista Nacional como reconocimiento por sus significativas contribuciones al desarrollo de las artes y las letras filipinas. Donde se reconoce su excelencia en los campos de la música, la danza, el teatro, las artes visuales, la literatura, el cine, la difusión del arte y la arquitectura u otras artes. El reconocimiento se instituyó con un decreto presidencial en 1972 para conmemorar al pintor Fernando Amorsolo y consecuentemente “para dar reconocimiento y prestigio apropiados a los filipinos que se han distinguido y han producido contribuciones sobresalientes en las artes y las letras filipinas”1.
     Consecuentemente formulo una segunda pregunta: ¿Podría Guillermo Gómez Rivera merecer el reconocimiento de Artista Nacional? Vamos entonces a analizar resumidamente cuáles podrían ser las credenciales para una eventual candidatura suya.
     Guillermo Gómez Rivera es miembro decano de la Academia Filipina de la Lengua Española; el castellano fue la lengua oficial hasta 1987, razón por la cual en Filipinas existe una academia de la lengua española. La Academia, prestigiosa institución creada en 1924, fue la decima en crearse entre las academias correspondientes a la RAE. Lo cual significa que se creo relativamente temprano respecto al proceso de fundación de las academias correspondientes. De hecho, la Filipina surgió antes que en algunos relevantes países de cultura hispana: la Academia Cubana data de 1926, la Argentina se estableció en 1931 y la Norteamericana en 1973. Por lo tanto, Filipinas posee una institución indiscutiblemente prestigiosa tanto por su época de fundación como por su actividad pasada. Es una institución histórica que atestigua que el español es una lengua filipina, un idioma de Filipinas. De hecho, el diccionario de la lengua española registra filipinismos provenientes del español hablado en el archipiélago, como ‘nipa’, ‘dalaga’, ‘pancit’ entre otros. Todos éstos están ampliamente registrados en la literatura filipina de lengua española que ha dado al país autores y obras de prestigio, de significado nacional y de primer nivel.
     Guillermo Gómez Rivera fue admitido en la Academia en 1983 y desde entonces es el miembro decano de dicha institucion, el primero por antigüedad. Siendo miembro de la Academia Filipina, es igualmente miembro de la Real Aacademia Española en calidad de académico correspondiente. Gómez Rivera es uno de de los pocos académicos que habla el español vernáculo de Filipinas y que igualmente escribe y publica en español.
     Ya es proverbial el episodio acontecido en Madrid a mediados de los ochenta con Dámaso Alonso. Dejamos hablar al mismo autor:

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Recuerdo que don Dámaso Alonso, tras haber recibido un escrito del académico filipino don Enrique Fernández Lumba, donde se calificaba a la Academia Filipina como ‘la reliquia’, preguntó a un servidor la razón de ser de la Academia Filipina, puesto que el idioma español ya no se habla mayoritariamente en las Islas Filipinas.
     Un servidor le contestó a don Dámaso que: “Precisamente, la Academia Filipina tiene su razón de ser en la actual Filipinas para, justamente, custodiar, enaltecer y difundir el idioma español sistemática y oficialmente perseguido por la influencia colonial “usense” (¡forma con la que un servidor suele definir a los estadounidenses!). Precisamente, la existencia de la Academia Filipina testimonia que el idioma español, además de aún pervivir como tal entre un sector minoritario de filipinos, también pervive como una influencia vital y de referencia sobre el idioma nacional filipino a base del tagalo y las diez otras lenguas principales de las islas, lenguas saturadas de hispanismos. Considere —seguía un servidor explicándole a don Dámaso— que la gramática de las lenguas filipinas, especialmente el tagalo, está a base de afijos que se aplican sobre un caudal de ocho mil palabras-raíces siendo cinco mil de las mismas de puro origen castellano. Además, entre las diez lenguas principales está el criollo, antes chabacano, del idioma español, que todavía lo hablan más de medio millón de habitantes. Al fin y al cabo la Academia Filipina se encuentra en una circunstancia singularísima que no la tienen las otras academias hermanas en la América española. Considere usted, don Dámaso —le dije—, si la Academia Filipina de nuestra lengua no tiene su razón de ser en Filipinas en vista de estas circunstancias”.
     Un silencio cayó sobre todos los señores académicos y don Dámaso arrancó de un maletín suyo uno de sus libros y anunció para que lo escuchasen todos los demás académicos: “Señores, no es costumbre mía regalar mis libros, pero en esta ocasión voy a dedicarle un libro mío a este académico filipino tan joven y tan bien articulado que con el mero hecho de ser académico de la Filipina, dicha Academia merece existir contra viento y marea”, y escribió “A mi querido don Guillermo Gómez Rivera, filipino. Dámaso Alonso”
2.
L
     En fin, este episodio demuestra la importancia del compromiso cultural que siempre ha animado a nuestro autor en pro de su patria: durante décadas Guillermo Gómez Rivera ha contribuido de forma determinante y decisiva a mantener viva, operativa y vigente la Academia Filipina, una prestigiosa y antigua institución de Filipinas, una institución que es patrimonio de toda la Nación.
     Un segundo elemento que caracteriza la trayectoria artística y humana de Guillermo Gómez Rivera es su actividad de editor, publicista, periodista, animador cultural, folklorista, bailarín y maestro. A lo largo de muchos años, Guillermo Gómez ha animado, coordinado y dirigido la publicación de revistas filipinas en lengua española como
El Maestro, revista de la CONAPE ―asociación de maestros de español de la que Gómez Rivera fue director―, El Debate, Nuevo Horizonte y Nueva Era, última revista filipina (en papel) redactada en español; resultaba ser ésta una publicación necesaria al gobierno y a la comunidad nacional entera, ya que una ley del Estado imponía la publicación de determinados actos administrativos también en lengua castellana, por ser ésta lengua oficial.
     La actividad como profesor de español (Gómez fue catedrático de español en la Universidad Adamson de Ermita-Manila, y como tal publicó varios textos didácticos concebidos para estudiantes filipinos), de maestro de baile, de animador y de organizador cultural emprendida a través de distintos medios (prensa, asociaciones, cursos, formación de profesores, talleres de baile, gravaciones de audio y vídeo, etc.), ha permitido, a pesar de todas las dificultades y boicots sufridos, mantener en Filipinas hasta hoy en día, y especialmente en Manila, una ‘infraestructura humana’, es decir una atención, una curiosidad, un interés, una sensibilidad y una actitud favorable hacia el legado hispánico, que ha estimulado el mantenimiento de usos y prácticas que de otra forma se habrían perdido para siempre.
     Como ejemplos de esta amplia y múltiple actividad es oportuno mencionar por lo menos la grabación de varios CD que recogen canciones filipinas tradicionales en lengua española; los conocimientos y aportación de Guillermo Gómez al estudio de los orígenes del cine filipino; los concursos de Miss Hispanidad, festivales importantes en su género celebrados entre los años 60 y 80, y, en fin, los incontables talleres de baile que tanto contribuyen a difundir la tradición hispana de Filipinas entre los habitantes de Metro Manila.
     Una tercera relevante aportación de Guillermo Gómez Rivera la ha dado a las letras de su país. En efecto, ha sido una pieza fundamental en el mantenimiento y recuperación de la creación filipina en lengua española. Si no fuera por él posiblemente la literatura filipina en español, la literatura de los Rizal, Recto y Guerrero, tal vez habría desaparecido desde hace tiempo. Como escritor Guillermo Gómez ha cultivado todos los géneros: teatro, ensayo, poesía, cuento, novela e incluso, como se ha dicho, escritos de carácter didáctico. Autor prolífico en varias lenguas, su obra vio la luz en revistas, publicaciones con escasa distribución y, más recientemente, sitios web y blogs, todas las herramientas de la literatura combativa que le tocó crear en tiempos difíciles. En 2011 se publicó en España su poemario
Con címbalos de caña, y en 2015 la novela Quis ut Deus. En la última década se ha desarrollado una notable labor por recuperar, recopilar y publicar sus obras completas.
     Su escritura ha logrado notables resultados en unas coordenadas contextuales que alejaban, e incluso aislaban, Filipinas del resto de la creación en lengua española. Y a la vez ha sido un medio para reafirmar el carácter hispánico de la identidad filipina, constituyéndose como una forma de resistencia cultural en defensa de un patrimonio humano aún vivo y presente.
     Todas estas razones creo que demuestran el porqué Guillermo Gómez Rivera merecería ser reconocido como Artista Nacional: su incansable actividad desde hace décadas señala a las clases políticas, intelectuales y sociales filipinas la urgencia y la importancia de considerar todavía, el español de Filipinas ―variante lingüística y sus letras― patrimonio inmaterial de la Humanidad. Si no hubiera existido la aportación creativa, personal, constante e insistente de Guillermo Gómez Rivera, la riqueza intangible ―que la UNESCO reconoce y protege― en Filipinas sería más pobre.
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1  “A National Artist is a Filipino citizen who has been given the rank and title of National Artist in recognition of his or her significant contributions to the development of Philippine arts and letters. The rank and title of National Artist is conferred by means of a Presidential Proclamation. It recognizes excellence in the fields of Music, Dance, Theater, Visual Arts, Literature, Film and Broadcast Arts, and Architecture or Allied Arts […] It was established by virtue of Presidential Proclamation No. 1001, s. 1972, which created the Award and Decoration of National Artist, ‘to give appropriate recognition and prestige to Filipinos who have distinguished themselves and made outstanding contributions to Philippine arts and letters,’ and which posthumously conferred the award on the painter Fernando Amorsolo, who had died earlier that year”. Traducción parcial al español nuestra desde el texto oficial reproducido en: <http://www.gov.ph/the-order-of-national-artists>.
2  Andrea Gallo, “Entrevista a Guillermo Gómez Rivera. La pérdida del español para el filipino ha comportado el desarraigo de su propia cultura”, en Letralia, 15 de septiembre 2008, año XIII, núm. 195: <http://letralia.com/195/entrevistas01.htm>.
3  Las únicas revistas actuales son Perro Berde, publicación en papel apoyada por la Embajada Española, y ‘nuestra’ Revista Filipina.