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Revista Filipina, Segunda Etapa. Revista semestral de lengua y literatura hispanofilipina.
Verano 2013, Vol. 1, N
úm. 1

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ESEÑAS Y COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS
PDF: Las filipinianas
PDF: Revista Filipina–Verano 2013


Inma Chacón,
Las filipinianas,
Madrid, Alfaguara, 2007, 328 pp.
[ISBN: 987-84-204-7246-1]



Habiendo pasado ya algunos años desde la primera aparición de Las filipinianas, la obra comienza a envejecer con la capacidad de los clásicos, sin duda al menos por lo que a su capacidad evocadora se refiere. La novela histórica española sobre Filipinas siempre ha deparado sorpresas inesperadas, obras que han mantenido vivo el sentimiento romántico hacia una parte emotiva de nuestra identidad como pueblo: La Perla del Oriente (1993), y Perdido Edén (2004) de Jorge Ordaz, Los primeros de Filipinas (2004), de Pedro J. de la Peña, o El Galeón de Manila (2007), de Manuel Lozano Leyva. Se trata de obras que sorprenden gratamente de vez en cuando en los estantes de las librerías, no sólo manteniendo vivo ese espíritu nostálgico que aún pervive en España sobre Filipinas, sino incluso acrecentándolo. Son obras escritas por novelistas españoles que escasamente conocen la Filipinas real, pero que sin duda conocen la ideal, la que subyace en el subconsciente de un pueblo forzado en el siglo XX a enfrentarse con sus cenizas. Y ahí radica el valor, el gran interés que este tipo de novelas puede ofrecer para todo tipo de lectores interesados en Filipinas: escenificar el anhelo español por captar la esencia filipina, y narrar la transformación española llevada a cabo en el Extremo Oriente. El filipinismo léxico, tan comúnmente relegado en la actualidad (salvo obviamente en el español de Filipinas donde, a pesar del número casi tan elevado de agoreros como de hablantes, el español sigue activo), reaparece en estas obras, sin necesidad de cursivas, pues son españolas salacot, baguio, paipay, dalaga, abacá, sinamay, barangay, carabao, bata o parián. Junto a la recuperación léxica, encontramos una forma evocadora de narrar en castellano un entorno oriental, vivido en antiguos nombres de calles, bibliotecas, recuerdos y, en general, la cultura popular del español medio de la segunda mitad del siglo XX. En fin, quienquiera encontrar esa Filipinas metafísica, que irremediablemente nos devuelve al embeleso alojado en algún lugar de nuestra identidad, deberá sin duda volver a estas narraciones de la literatura española actual, que siguen perpetuando el anhelo español por Filipinas.
      Y culminando este proceso reciente tenemos la obra de Inma Chacón, excelente acierto que no repite nada de lo ya hecho, sino que nos ofrece una lectura nueva y original de la evocación filipinista. En tal sentido, nada mejor que la puesta en valor para el lector de un concepto que reúne en sí todo el saber acumulado en torno a Filipinas, la “filipiniana”, palabra no recogida sorprendentemente por el diccionario académico, pero que se define muy bien en la novela: “Llamamos así a los archivos donde guardamos cosas de Filipinas. Hay un poco de todo. Libros, vestidos, grabados, pinturas, artilugios… ¡Cosas exóticas!”. En torno a este concepto como bien exótico y singular que se acomoda en un espacio físico de la biblioteca y emocional del intelecto, la autora logra tejer una historia de cuatro mujeres y un destino, Manila, en su deambular material por una vida acomodada y sentimental en pos de la verdad. Y aquí verdad no se escribe con mayúsculas metafísicas, ni con simbología masónica tan en boga de unos años a esta parte, sino con la transcendencia en clave femenina, con un enigma grabado en sus ojos. Quizá ésta sea la llave de una obra que se desarrolla a lo largo de más de trescientas páginas, a ritmo asiático, un viaje transoceánico pausado y lánguido por la geografía de Toledo a Manila, y la vida de una estirpe donde mueren los varones y quedan las herederas.
      Las filipinianas son esas futuras herederas de una estirpe aristocrática que se desvanece, que dejan el hogar de lo presumible para hacerse cada una en su propia circunstancia. Habiendo crecido en Alejandría, el destino manileño se presentaba como uno más en la vida pomposa del acomodo. No resulta así, y quizá el logro de Chacón es exponer pausadamente, lenta pero irremediablemente, cómo Manila cambia la vida irreverente de unas mujeres hechas para el egoísmo, en un mundo de por sí egoísta, torpe y visceral, donde el glamour es la dirección más alejada de la verdad que esas mismas mujeres buscan.
      En fin, esta novela resulta un ejemplar imprescindible en todas las bibliotecas filipinianas, pues es una pieza más no sólo de la historia de la novela histórica española en torno a Filipinas, o de la recreación de un mundo oriental anhelado por el subconsciente español, sino también de un viaje necesario de hombres y mujeres, donde el fin es irremediablemente Manila.

donosofirma3

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