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Revista Filipina
Segunda Etapa. Revista semestral de lengua y literatura hispanofilipina.
Verano 2020, volumen 7, n
úmero 12

ENSAYOS
INVESTIGADORES Y PROFESORES

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Francisco Antonio Badua y Jamias


EN EL CAMINO DE DAMASCO

FRANCISCO ANTONIO BADUA Y JAMIAS
LAMAR UNIVERSITY

Es un tópico literario que las personas descubrimos el mundo de diversas maneras, a través de viajes, Homo Viator; o a través de la migración, Vita peregrinatio est. En la Biblia Jonás trata de escapar de su destino con un viaje, pero, irónicamente, Dios, por medio de una tempestad y de una ballena, le muestra su verdadera identidad de profeta. También en la tradición clásica los griegos tienen las figuras de Jasón y de Edipo que desconocen haber sido exiliados y, emigrando, regresan en realidad a sus verdaderos hogares.
….Me ocurrió lo mismo. Gracias a mi experiencia de la migración, descubrí mi hispanidad oculta y me animé a mejorar mi español a través de la lectura y la escritura. Encuentros con amigos y personas desconocidas, nuevas experiencias y nuevas emociones durante mi peregrinación me mostraron una verdad sobre mi alma y mi corazón que no conocía y para mí fue como una conversión a la manera de Saulo ‘en el camino de Damasco’.
….Como para todos los de mi generación, hijos de la burguesía filipina nacidos en la década de los 70 y formados en una sociedad muy americanizada, la pérdida del español como una de las lenguas oficiales del país fue solamente una formalidad por fin reconocida por la Constitución: este acto formal instauraba una realidad tan patente que no habría necesitado una promulgación oficial. De hecho, nosotros considerábamos más fácil leer El Noli y El Fili en inglés o en tagalo, que el original en español; y en efecto, sin ninguna vergüenza o escrúpulo, nos percibíamos como ‘americanitos morenos’.
….¿Y de la historia de Filipinas y su cultura hispánica y de su gente qué sabíamos? Pues, solo visualizábamos personajes malos, frutos de la Leyenda Negra sobre la época colonial española en la cual todo era negativo e injusto, como el fraile corrupto, el guardia civil cruel, el hacendero avariento o, por otro lado, estereotipos aún en boga en nuestra época como el provinciano maleducado y trepador que aspira a un ideal de alta sociedad obsoleta, es decir, la encarnada por Doña Victorina de Espedaña o por los malvados y torpes mestizos de las películas Tinimbang Ngunit Kulang, Ganito Kami Noon y Oro, Plata, Mata1; en fin, solo imágenes feas de un poder abusador, símbolos de un privilegio inmerecido, de la ignorancia, de la indolencia y de la superstición.
….La experiencia me demostró pronto que todo esto era sólo una ilusión.
….Mi familia migró a los Estados Unidos en la década de los 90 impulsada por las tumultuosas y violentas insurrecciones derechistas e izquierdistas y por la incertitud económica que siguió. Yo viví más de una década en un arrabal de Nueva York habitado por muchas familias y personas de origen hispano. Poco a poco iba reconociendo que compartíamos mucho, notaba que mis vecinos se parecían enormemente a mis parientes, amigos y conocidos de Filipinas: el rubio maitre d’hotel cubano de mi restaurante favorito donde puedo comer chicharrón de cuero de cochino y lechón asado como si estuviera en Filipinas, y mi barbero de confianza, otro cubano, también rubio, que sabe cómo cortar mi pelo grueso y ondulado mejor que un barbero yanqui, eran mis tíos; el hombre salvadoreño, moreno como yo, que me encontraba en el boxeo y con el que intercambiaba golpes y chistes, era mi primo; mi compañero de universidad, un caballero borinqueño que me ayudaba con estadísticas y cálculos a cambio de una ayuda en inglés escrito, y que hoy en día es profesor como yo, fue y sigue siendo mi hermano.
….Gracias a ellos incrementé mi vocabulario castellano descubriendo con sorpresa que muchas, muchísimas de las palabras que creía filipinas eran en realidad de origen español e inexplicablemente percibí que mientras me sentía extranjero entre los angloamericanos, era paisano y pariente entre los hispanos.
….Creo que muchos filipinos de mi generación y los más jóvenes pueden descubrir su hispanidad oculta. El Internet es una herramienta maravillosa para intentar esto y también creo que el currículum universitario necesitaría una reforma. Sí, hay que mantener el estudio de las novelas de Rizal que muestran los sucesos tristes de la época colonial española, pero esto debería ser completado y equilibrado con novelas como La Oveja de Nathan de Abad y algunos ensayos o discursos de Recto y tal vez Las Venas Abiertas de Galeano junto a, quizás, Wealth of Nations de Adams y Querida Amazonia del Santo Papa... Y se necesita presentar ya la obra rizaliana, si no integralmente, por lo menos en sus partes más significativas en su lengua original, el español, apoyándose tal vez en las traducciones en inglés y tagalo, pero sin prescindir de la versión original. Para nosotros los filipinos, el español es tan sagrado como el latín, y sería apropiado presentar nuestros textos fundacionales traducidos con la letra original al lado, como se solía hacer con los textos sagrados que reproducían paralelamente la versión latina y la vulgar.
….Hay filipinos, los de más edad, que todavía aman el español por sentimiento y nostalgia del pasado, y hay jóvenes filipinos, los que trabajan en los centros de llamadas, por ejemplo, que se sienten atraídos por él por razones prácticas. Yo aprecio el español esencialmente por mis amistades con hispanos y por los vínculos secretos pero innegables que existen entre Filipinas y el mundo hispánico: la lengua, como la cultura, es la base de una humanidad común.

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1   Doña Victorina de Espedaña, personaje menor de Noli me tangere, representa la típica trepadora social. Tinimbang Ngunit Kulang (Lino Brocka, 1974), Ganito Kami Noon (Eddie Romero, 1976), Oro, Plata, Mata (Peque Gallaga, 1982), en las tres películas aparecen personajes provincianos, orgullosos y altaneros que reproducen el estereotipo del mestizo hispanohablante.