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Revista Filipina
Segunda Etapa. Revista semestral de lengua y literatura hispanofilipina.
Verano 2020, volumen 7, n
úmero 1

ENSAYOS
PROMOTORES CULTURALES

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Jervi Gabriel López


LAZOS ETERNOS

JERVI GABRIEL LÓPEZ
“Lazos eternos”, poético título para un ensayo cuyas connotaciones descubrirá el lector al final. Confesaré que la mayoría de ‘estos lazos’ a los que me refiero en el título son de tipo personal, aunque algunos tienen, a mi manera de ver, un ápice de objetividad. Por lo tanto, esta reflexión, cuyo objetivo es una defensa ferviente del idioma español como lengua filipina, sin dejar de ser muy personal, intentará también apoyarse en las causas histórico-culturales ya bien conocidas por todo filipinista o hispanista experto en cosas filipinas.
….Como filipino de una de las primeras generaciones del siglo XXI (nací a finales de los 90), durante mis estudios escolares he recibido una instrucción parcial (no solamente en el sentido de ‘no completa’ sino también en el de cultural y politícamente ‘partidaria’) sobre la historia de mi país que, empezando por la época prehispánica, dedicaba sólo un breve apartado a la conquista española, y se concentraba en el siglo XIX, para llegar a los eventos de la Revolución filipina y del desastre del 98 momento cumbre de la formación de nuestra identidad nacional. Esta instrucción histórica (y voluntariamente utilizo la palabra ‘instrucción’ y no ‘educación’) a mi modo de ver, no nos ha proporcionado una visión crítica y problemática de nuestro pasado, sino que se ha calificado como una especie de adoctrinamento sobre ‘lo bueno’ y ‘lo malo’ de nuestra trayectoria histórica: las palabras machaconas de mis profesores de historia diseñaban, ardidamente, una cultura indígena homogénea e ignoraban por completo las contribuciones de la experiencia colonial española en la construcción de la identidad filipina moderna. Digo esto no tanto para atacar a personas o ideas, sino más bien para orientarme en el camino hacia la comprensión de mi propia cultura, que estuvo obstaculizado la mayor parte de mi infancia por una formación histórica y cultural basada en una lectura tendenciosa del pasado colonial.
….Este predicamento de la identidad también de algún modo a mi juicio lo heredamos de los españoles. Lo digo porque el mayor debate de los españoles durante el fin del siglo XIX se preocupaba de qué era España, y quiénes los españoles. Así pues, este debate no resuelto sobre la identidad ha llegado no solo a Hispanoamérica, sino también a las Islas Filipinas. La cuestión de la identidad será el mayor problema de los intelectuales contemporáneos.
….Pero volviendo a la historia de mi país, esta discusión de la identidad se fortaleció a principios del siglo XX, cuando pasamos de ser una provincia española a una colonia estadounidense como consecuencia del sabotaje del USS Maine. La mayor parte de los intelectuales mantuvieron una postura inclinada hacia la defensa del español y de las lenguas indígenas, frente al inglés que se iba imponiendo rigurosamente por el régimen estadounidense. Esta imposición supuso un choque cultural entre lo establecido y una nueva cultura que no tenía nada que ver con lo anterior. Este choque producido hizo que los escritores filipinos manifestaran sus sentimientos hacia el colonizador en el idioma español, o en sus respectivas lenguas nativas. Aunque fuese así, mantuvieron esa discusión sobre la identidad, y por ello los Estados Unidos tomaron la ventaja utilizando el mismo argumento, y a través de ello construyeron una falsa identidad mayormente tagala, puesto que la capital se encontraba, como se encuentra, en la región tagala, aunque la lengua indígena más hablada del país fuera el cebuano. Esta construcción ‘nacional-tagala’ no totalmente correspondiente a la situación del país, resultó en la creación del estándar tagalo bautizado como la lengua nacional, o idioma filipino, que representa solamente un puntito del país.
….A lo largo de mi juventud creía en esa identidad casi impuesta por mis profesores y por el sistema educativo de mi país, hasta que un día tuve la oportunidad de conocer realmente el español. Aprender la lengua española supuso en mí una toma de conciencia acerca de mi identidad que antes no tenía y que nunca hubiera podido tener sin entrar en contacto con esta lengua que considero también mi lengua propia; esta nueva clave de lectura de mi realidad nacional me hace pensar que, para mí, el filipino está perdido porque se desconoce a sí mismo, desconoce lo qué realmente es. Esto se debe al desconocimiento de la mayor parte de su historia por razones lingüísticas, porque no sabe lo que está escrito en los documentos mayoritariamente escritos en latín y en español.
….Esta toma de conciencia y este deseo de un conocimiento más profundo me ha llevado a estudiar el idioma español, y a través de él, he sido capaz de entender mejor lo que somos como comunidad nacional y lo que soy yo como individuo y ciudadano. γνῶϑι σεαυτν, “Conocete a ti mismo” estaba escrito en el pronaos del templo de Apolo en Delfos, y es gracias al español que he llegado a conocerme más a mí mismo y mi identidad auténtica.
….A través de este idioma y mis estudios literarios he entablado una relación inseparable con la literatura del Siglo de Oro, que a su vez ha animado mi inspiración literaria al escribir poesía. De hecho, siento una fuerte vinculación y fascinación hacia todo autor de la época y, sobre todo, a la que considero mi maestra literaria, Sor Juana Inés de la Cruz. También por esta misma causa, he conocido a los novelistas realistas del siglo XIX como Galdós y Clarín, y conociéndolos me he dado cuenta de que los revolucionarios filipinos son también productos de la revolución de La Gloriosa de 68. Para mí, es muy difícil entender a Rizal sin haber leído a Galdós, así como conocer y comprender bien la historia de Filipinas sin haber estudiado la de la Península.
….Por todo lo dicho, considero nula toda la educación cultural recibida en Filipinas de la mano de mis profesores de secundaria, no obstante, gracias a mi tenacidad y a las oportunidades que la vida me ha brindado, pienso que he llegado a conocer un poco mejor mi propio ser y mi propia identidad. Por ello considero que el español también es mi idioma, es el idioma de los filipinos, es nuestro patrimonio esencial e importante. Este vínculo con España me ha salvado de la crisis identitaria y de la falta de sentido que a veces sentimos los filipinos al mirar a nuestro pasado o a otras culturas más conscientes de sí mismas: me ha revelado el lazo eterno con la madre patria.