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Revista Filipina
Segunda Etapa. Revista semestral de lengua y literatura hispanofilipina.
Verano 2020, volumen 7, n
úmero 1

ENSAYOS
PROMOTORES CULTURALES

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Pepe Alas


LA SED INNATA POR EL ESPAÑOL
ENTRE LOS FILIPINOS

PEPE ALAS
EDITOR DE LA PÁGINA ALAS FILIPINAS
Mi generación creció sin conocer la importancia cultural e histórica del idioma español en Filipinas. Sí, nos enseñaron sobre la historia de nuestro país bajo el Imperio Español, aprendimos del conflicto entre los nativos y los españoles, la lucha de nuestros antepasados contra la (supuesta) tiranía de la Madre España, y la famosa saga de José Rizal. Pero eso es todo. Nunca nos enseñaron en absoluto el impacto del idioma sobre nuestra cultura y nuestra vida cotidiana, a pesar de más de 300 años de presencia de los españoles en el archipiélago y el deseo del Reino de España de que los indios debiesen aprender el idioma. Aprendí todo esto más adelante en la vida, gracias en parte a mi amor por la lectura impulsado por mi sed de conocimiento.
….Nací en 1979, durante los últimos años de la Ley Marcial del presidente Ferdinand Marcos. Durante ese tiempo, el idioma español, aunque todavía se consideraba oficial, ya estaba en declive, pese a que existía como asignatura escolar y su reputación como idioma de prestigio entre la élite y la clase erudita se mantenía. Aunque no crecí en un hogar estrictamente de habla hispana, sabía que tenía sangre española (del lado de mi padre) y tenemos una hermosa casa ancestral en nuestra ciudad natal, en la municipalidad de Unisan en la provincia de Tayabas, cuya arquitectura fue influenciada por nuestro pasado colonial español (los defensores del patrimonio llaman a esas casas bahay na bató o casa de piedra). Saboreé los platos de mi abuela paterna, en su mayoría hispanos: mechado, adobo, afritada, pochero, camarón rebosado, etc. Mirando hacia atrás, quizás estos factores contribuyeron a mi ligera indiferencia hacia la llamada hispanofobia (la interpretación historiográfica según la cual España sólo y exclusivamente abusó y explotó nuestro país e impuso con brutalidad su cultura) que se extendió masivamente en nuestro sistema escolar.
….De manera similar, tal vez esta misma hispanofobia fue la razón por la cual la mayoría de los estudiantes filipinos en particular, y el pueblo filipino en general, quedaron indiferentes cuando se eliminó la oficialidad del idioma español de la nueva constitución de la Presidenta Corazón C. Aquino. No hubo mucho escándalo al respecto, incluso ahora no es percibido como tal, excepto, sino por supuesto, para algunas personas que están realmente preocupadas y son conscientes de su importancia y valor cultural. Y lo que es peor, la nuestra es una cultura que en la actualidad depende en gran medida de la cultura pop reinante de los Estados Unidos de América. Mi generación ha estado muy sajonizada hasta el punto de que hablar inglés con un gangueo o acento estadounidense era el único inglés genuino y aceptable.
….Todo lo del Uncle Sam era dorado, todo lo de Madre España estaba podrido. Todavía recuerdo vívidamente una escena del aula, cuando estaba en la primaria (creo que estaba en quinto grado): estábamos en la clase de Historia de Filipinas. Ya estábamos estudiando esa parte de nuestra historia en la que los estadounidenses nos ‘liberaron’ de 300 años de colonización española. Un compañero de clase que estaba sentado a mi lado me compartió su alegría. —¡Por fin, estábamos libres de los grilletes de España!— me dijo. Casi asentí de acuerdo, pero en el fondo de mi mente, algo no encajaba: ¿no fue España la que creó cultural y políticamente nuestro país? Pero no le dije esto. En aquel momento no era vociferante sobre mis opiniones, y tal vez porque todavía era demasiado joven.
….Otra pequeña objeción en mi mente joven era la siguiente: si España fue realmente tan mala con nosotros, ¿cómo es que todavía somos católicos? ¿No deberíamos haber repudiado eso también? Recuerdo a mi querida abuela paterna, agarrando en su mano su rosario al amanecer. Al llegar a la universidad me encantó descubrir que una de las materias requeridas que teníamos que aprender era el idioma español. Pensé que sería genial para los alumnos aprender otro idioma, y para reafirmar aún más el españolismo en nuestra sangre (muchos filipinos hoy tienen antepasados españoles o mexicanos). Además, el español es el idioma de nuestro héroe nacional principal, Rizal. Pensé que sería mejor entenderlo a él y a sus compatriotas a través del lenguaje que usaban. En nuestro primer día en la clase de español, nuestro instructor enumeró en la pizarra todos los nombres de países que todavía tienen el español como idioma oficial. Esperamos pacientemente a que se escribiera el nombre de nuestro país, pero no fue así, para nuestra gran decepción... En retrospectiva, ahora me pregunto por qué mis compañeros de clase mostraron decepción y sorpresa porque Filipinas no estuviera incluida en esa lista: ¿habría en algún lugar subyacente un sentimiento hacia nuestro pasado hispano que esperaba ser despertado?
….Las lecciones de español no fueron fructíferas. De hecho, eran aburridas. Casi ningún maestro tenía pasión por enseñarlo, como si fuera sólo un requisito que cumplir, o simplemente otra asignatura para enseñar como justificación para recibir sus salarios. Y los estudiantes eran indiferentes, desinteresados. Muchos de ellos hicieron novillos, hicieron trampa en los exámenes o simplemente conversaban entre ellos durante las clases.
….Existe un cierto interés en el español, pero dicho interés no es la vocación o la pasión; es que en mi entorno reinan Mickey Mouse, la música rock, Miley Cyrus, Nike, Hershey’s chocolates, NBA, Netflix, los centros de llamadas y otros productos similares. En fin, más importante que cualquier otra cosa es llenar nuestros vientres tres veces al día y asegurarnos de que haya un techo sobre nuestras cabezas. Entonces, ¿por qué molestarnos con todo este tema del idioma español en Filipinas?
….Pues, porque hay una sed innata que necesita ser saciada, una evidencia latente que necesita ser reconocida.
….En los últimos años, ha habido una mejora notable en el statu quo. Gracias en parte al advenimiento de Internet, ha habido un gran interés en aprender español estimulado por los defensores del idioma y los aficionados a la historia. Pero más significativamente, el aumento de interés para aprender español es más económico que histórico-cultural: aproximadamente en la última década, muchas empresas multinacionales han estado buscando postulantes hispanohablantes y siempre ofrecen un salario mucho más alto en comparación con aquellos que sólo pueden hablar inglés. Aquí en Filipinas, el Instituto Cervantes y Berlitz están a la vanguardia de la enseñanza del idioma español. Con más compañías que necesitan hispanohablantes y ofrecen un sueldo lucrativo, la inscripción siempre está en aumento en tales escuelas. Por lo tanto, la consecuencia es inevitable: el desbloqueo de nuestro pasado español y la satisfacción de una sed innata de identidad, de identidad nacional.
….Hablando de la palabra desbloqueo, uno de mis ejemplos favoritos cada vez que promuevo el idioma español es este: la palabra tagala para el baño, o cuarto de aseo, también es la misma en español (cabe señalar que hay más o menos 5.000 palabras españolas en el vocabulario tagalo). Cada vez que digo que el plural para ‘el banos’ es ‘los baños’, muchos se sorprenden porque la forma plural de dicho sustantivo les recuerda esa famosa municipalidad teñida de naturaleza en la provincia de La Laguna llamada Los Baños. Les digo que ese mismo municipio fue nombrado como tal por el hecho de que tiene muchos baños naturales o manantiales termales. Cada vez que comparto este hecho con quienes me piden algunos conceptos básicos del español, nunca deja de sorprenderles, como si finalmente se hubiera revelado algún misterio antiguo: este era su interés por aprender el idioma, según mi observación.
….Al empezar a estudiar el idioma español, es igualmente inevitable tropezarse con escritores pasados que expresaron sus pensamientos, emociones, y anhelos en este precioso lenguaje de Cervantes. La alineación es un quién es quién de las letras filipinas: Rizal, Claro M. Recto, Marcelo H. del Pilar, Manuel Bernabé, Adelina Gurrea, Fernando María Guerrero, Apolinario Mabini, Nilda Guerrero de Barranco y una gran cantidad de otros pensadores que escribieron ficción, versos pintorescos, y ensayos ardientes en alabanza a todo lo que es filipino. Hubo una sorpresa al darse cuenta de que nuestros estimados bardos y pensadores de un pasado reciente (período colonial estadounidense y los años inmediatamente posteriores) estaban alabando y anhelando el idioma español porque su trabajo colectivo claramente definió y reflejó qué —y no solo quién— realmente es un filipino, entendiendo “qué” como la identidad histórico-cultural y “quién” sencillamente como ciudadanía. Y para mí, leer sus obras patrióticas ya era suficiente para darme cuenta de quién soy realmente y dónde debería estar.
….Así pues, la importancia del idioma español para los filipinos es como una espada de doble filo: sirve como arma económica y como arma cultural. Aprender español hará que el filipino conozca su pasado, su verdadero pasado, lo que revela que en realidad es hispano. Obtener esta autoidentificación le dará autoestima y dignidad, valores importantes para enfrentar varios desafíos internacionales. La pasión por el español reside en nuestra realidad: nunca muere lo que es innato a todos los filipinos, solo necesita ser despertado.
….Es difícil, muy difícil, imaginar mi vida sin el idioma español, porque ha aliviado mi forma de vida, me ha ayudado mucho a formar una gran familia y me ha hecho darme cuenta de quién soy realmente en las palestras nacional y mundial. Debido al idioma español, ya no soy un extraño en mi propio país.