La dama de blanco (Este poema fue publicado previamente en Revista Filipina. Ésta es una versión actualizada.) Edwin Agustín Lozada En Filipinas me crié rodeado de cuentos de duendes, fantasmas y otros seres sobrenaturales. Yo me los creía. Uno de los cuentos era sobre una mujer bella y misteriosa vestida de blanco que aparecía en la calle una noche callada y que luego desaparecía. Ésta es mi versión. Desde Zamboanga hasta Aparrí en una noche tibia y quieta en la soledad de las calles desérticas y adormecidas por la vieja calzada muda y entumecida que atraviesa campos de arroz, pueblos dormidos a la hora encantada cuando ya se han esfumado los rastros de la luz del sol y la bulla vertiginosa de los mil negocios y ruedas y escándalos deseos, clamores del día a la hora encantada cuando por fin sólo se oye el suspiro sinuoso y continuo del mar con la monotonía del parloteo de los grillos caminas gotas de la lluvia lunar trazan sombras sobre la tierra allí viene una carretela eco de la tarde ya antigua interrumpe por un instante el silencio onírico del camino galop, galop, galop, galop el tambor rítmico pronto se desvanece es la hora encantada una bandada de pájaros negros silenciosa y apresuradamente se deslizan por el cielo cual nubes afligidas que huyen, huyen sin poder gritar su angustia caminas el susurro del viento acaricia rumor del mar grillos tus pasos cada vez más inaudibles le silbas a la media luna brisa perfume melancolía inexplicable volteas la cabeza hacia atrás nadie tus pies avanzan dejas de silbar tus pasos ya inaudibles tu corazón ecos de la carretela galop, galop la luna mira fijamente con sus ojos mudos de perla brisa perfume al otro lado de la calzada en la dirección contraria a la tuya aparece caminando hacia ti una figura etérea ah, una dalaga ang ganda siya bella vestida de blanco radiante su cabello danza sutilmente con el viento ella se acerca hacia ti pero no llega camina pero no llega te habla algo te está diciendo pero no la oyes te estremeces ¿Qué colores escondidos llevarás detrás de la blancura profunda y enigmática de tu vestido que suave y calladamente se mueve y se estremece al compás de la brisa nocturna impregnada de un frágil tesoro del perfume de tiernos pétalos de la dulce kalachuchi? Siento un escalofrío recorrer por todo mi cuerpo y alma y es la frialdad de tu ataud impuesto y fabricado de mentiras nacidas de codicia, cuchillos y sangre que bulle de ignorancia. Te enterraron. Te enterraron los nuevos extranjeros y hasta algunos a quienes en otra época llamaste hermanos ayudaron a cavar para crear tu forzada sepultura para sofocarte viva quitarte tu último aliento pero te escapas por la noche cuando nadie vigila vuelas con el hálito de la luna misericordiosa con los cuchicheos de las mil lenguas de los pias y las acacias de los altos tamarindos y los mangos que acompañan estos caminos vas en busca de tu hogar perdido olvidado por casi todos tu silencio lo dice todo pero nadie te entiende ya nadie te comprende Ano ba ang gusto mong sabihin? Anong boot mo hambalon? Inya ti kayat mo nga ibagá? Cosa tu quiere decí? ¿Qué quieres decir? Oh, Dama de blanco, ¿qué buscas, qué deseas? ¿Qué dolores y penas se mecen dentro de tu alma desolada? por fin se te acerca su rostro lo has visto en un sueño perdido la bella dama de blanco te ofrece la mano te ciega su tristeza tiemblas sin saber por qué estás a punto de llorar mil caballos precepitadamente corren y se escapan de tu corazón ensordecen y de repente ella desaparece flores de rocío nacen de tu frente la luna silente se abriga de nubes grises se oyen tus pasos vuelve el canto del mar el parloteo de los grillos el arrullo de los árboles el recuerdo de un perfume y la desolación alba de lo que hubiera sido. Oh, viajero, si por la noche te encuentras por estos caminos, recuerda por aquí va andando, sigue aún la dama de blanco en busca de su hogar perdido. No le tengas miedo, posee la llave escondida del secreto de quién eres tú arriba |
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