Revista Filipina

Revista semestral de lengua y literatura hispanofilipina

Navigation

Verano 2018
Volumen 5, Número 1


Revista Filipina, Segunda Etapa. Revista semestral de lengua y literatura hispanofilipina.
Verano 2018, Vol. 5, N
úm. 1
PDF: F. Zialcita / Entrevista


BIBLIOTECA


ENTREVISTA CON FERNANDO ZIALCITA

REALIZADA Y TRANSCRITA POR ANDREA GALLO
MANILA, DÍA DE AÑO NUEVO DE 2018


Me encuentro con mi compañero de viaje, el escritor barcelonés Jordi Verdaguer, en la ciudad de Manila, por Intramuros, camino a Parañaque, bajando por el ruidoso y caótico bulevar de Roxas; cruzamos en coche los antiguos barrios manileños de Ermita y Malate. Ya han perdido toda fascinación de un tiempo tras las destrucciones de la Segunda Guerra Mundial y una reconstrucción desordenada y especuladora. De la pasada época, cuando aún en sus calles se escuchaba el sonido dulce del chabacano ermitaño, solo quedan la iglesia barroca de Malate, Nuestra Señora de los Remedios, y la vista a la bahía de Manila. Un día fresco, algo nublado, es el “invierno” tropical de Luzón.
      Vamos a un almuerzo, nuestro anfitrión es Fernando Zialcita, ilustre antropólogo del Ateneo de Manila, la universidad de los jesuitas en la capital y una de las mejores del país. Zialcita es un intelectual destacado, ha publicado libros imprescindibles para comprender el alma de su país, de entre los cuales no puedo no mencionar su Authentic Though not Exotic, premiado en 2006 con el National Book Award. Además de autor de originales ensayos sobre el tema de la identidad y peculiaridad del pueblo filipino, ha sido y es miembro de un sinnúmero de comités, grupos de investigación, e instituciones tanto nacionales como internacionales. Nativo de lengua española, entre sus muchas actividades de animación cultural y defensa del patrimonio cabe mencionar el mantenimiento de la casa solariega de los Nakpil convertida en el Museo de Katipunan, en el histórico barrio de Quiapo.
      Nos recibe en su elegante mansión de Parañaque, con exquisitez y cortesía propiamente filipina: una mezcla de cortesía oriental, de estima académica y de afecto latino. Después de una agradable conversación en la mesa con todos los convidados, en un momento dado, me invita a pasar a su estudio para responder a las muchas preguntas que deseo hacerle desde hace tiempo.
      He aquí el resultado de nuestra larga conversación:

AG: Muy bien Fernando, muchas gracias por aceptar esta entrevista, es un honor poder entrevistarte con detenimiento. Pues, yo empezaría por el corazón de tu actividad científica… toda tu obra ha sido una exploración del alma filipina con la intención de definirla en su relación con otras culturas ¿cuál es tu definición de Filipinidad?, ¿qué es lo filipino? y ¿qué es un filipino?

FZ: Sí bueno, hay varios tipos filipinos: los filipinos cristianizados e hispanizados, pero dentro del concepto de filipino deberíamos incluir también a los filipinos de la Cordillera, que no fueron hispanizados, a los musulmanes, etc. Pero en este momento hablaría del filipino hispanizado que ha sido y sigue siendo mi tema de investigación, ya que he querido demostrar que, a pesar de las influencias externas, tenemos nuestra propia identidad. Pues, la base fundamental es nuestro patrimonio como austronesios, después como hablantes pertenecemos a una familia lingüística propia: la austronésica, en la cual cada idioma trae su propia cultura, su propia visión del mundo. Cuando vinieron los españoles impusieron su propia cultura y lengua, lo cual supuso la necesidad de una síntesis cultural. Más tarde llegaron grupos de chinos para asentarse como mercaderes; entonces se produjo otra síntesis que se culminó durante el siglo XIX. Este equilibrio entró en crisis al llegar los americanos, lo cual supuso un ulterior intento de síntesis... lo que pasa ahora es que los filipinos en vez de enorgullecerse de su propia cultura tienden a pedir disculpas por haber sido un crisol de influencias...

AG: ... y eso, por lo que me dices, ¿lo imputas a la última colonización?...

FZ: Sí, sí eso pues...

AG: ...o antes también?...

FZ: No, bueno… durante la época española se daba también ese conflicto entre las tradiciones indígenas y la cultura europea importada, pero parece que más o menos en el siglo XIX se había realizado una fusión. Y de hecho, cuando los filipinos hablan de la identidad filipina no se dan cuenta de que están pensando en ese periodo... estoy hablando de la indumentaria, de la cocina, de las fiestas, de los modales sociales, etc. Cuando, en cambio, se impuso el inglés, tuvimos que hacer otra nueva síntesis, pero el concepto de mestizaje no está en el idioma inglés. Entonces muchos filipinos han ido asumiendo que algo debía estar mal, por haberse originado esta confluencia de culturas. Los latinoamericanos, por ejemplo, hablan del mestizaje cultural como cosa muy normal, hasta obvia... en cambio, este concepto no se puede traducir fácilmente al inglés, a menos que se quiera conseguir un resultado horroroso... mestizo en lengua inglesa sería hafl-breed o half-caste o incluso bastard...

AG: ... o sea que conlleva en sí un concepto extremadamente negativo...

FZ: Sííí... por ello que muchos filipinos educados, por más que aprecien algo de la influencia hispánica ¡no saben cómo expresarse positivamente! Por cierto, es verdad que un senador filipino preguntó qué si es verdad que nuestra cultura es “bastarda”, o
sea que mentalmente ―y es lo que la gran mayoría de los filipinos hacemos están traduciendo del inglés, y están utilizando conceptos de la lengua inglesa, de la cultura anglosajona... me parece que esto está en la raíz de la cuestión.

AG: Claro, pues, otra pregunta... como antropólogo, ¿cómo explicas la pérdida masiva del español desde el punto de vista psicológico? Es decir, sabemos del conflicto entre inglés y español, pero cómo explicas que el español perdiera totalmente la batalla...

FZ: Bueno, si es oficial el inglés como idioma de la educación, de la política, de la administración, era inevitable... por otra parte una de las causas fue también la batalla de Manila, donde se arrasaron Intramuros, Ermita, Malate... con la consecuente destrucción de los centros hispanohablante del país y la dispersión y emigración fuera del país de muchos hispanohablantes. Fue así como cuenta también Benito Legarda que se perdió el idioma de la noche a la mañana, porque muchos hispanohablantes salieron del país... es interesante ver que hasta los años 30 las revistas más importantes estaban en español y algunas tenían versión bilingüe...

AG: ... claro, pero lo que no me explico es cómo es posible que las elites intelectuales y económicas no consiguieran defender este deterioro.

FZ: Ah sí, claro, me parece que hay otro problema que tenemos que afrontar también. España, antes de la Segunda Guerra Mundial, estaba en decadencia. Las élites veían a España como un ejemplo negativo de lo que hubiera podido ser también Filipinas... y también los países hispanoamericanos tenían sus conflictos. México era el mas próximo a Filipinas emotivamente, pero México tenía sus guerras, era un país inestable en aquel entonces... hablamos de los años entre la revolución de Francisco Madero y los años 50, entonces muchos filipinos identificaron lo hispano con el retraso... me parece que éste fue uno de los problemas... para confirmarlo, después de la muerte de Franco y con la democracia, la opinión de muchos filipinos empezó a cambiar. Ahora España es muy popular.

AG: Claro, y ¿por qué tanta hostilidad, tanta animadversión contra lo español?

FZ: Ah bueno, hay que reconocer que también los libros de texto tienden a pintar todo lo negativo en Filipinas como el resultado de la colonización española. Tienden a pintar como un retrato romántico contra todo lo relativo al mundo indígena… y eso como antropólogo también me choca, porque conozco bastante bien el mundo indígena, y no era un edén para nada... pero es muy fácil pensar en binario: colonialismo vs. mundo indígena. El colonialismo era malo, entonces el mundo indígena era un paraíso, por definición...

AG: ... claro, una visión simplificada y casi automática de los fenómenos históricos y sociales...

FZ: ... sí, sí, así es más fácil entenderlo todo...

AG: ...y una lectura de la historia con intereses políticos...

FZ: Sí, efectivamente.

AG: Bueno, siguiendo con el tema de la pérdida de la lengua, me gustaría verbalizar una reflexión personal que me acompaña desde hace años. Tú fuiste miembro del comité de la UNESCO, y hace un rato me hablabas de los monumentos que son patrimonio de la Humanidad en Filipinas. Me pregunto, y te pregunto: no crees que el español de Filipinas, lo que queda de él, los pocos hablantes, las pocas familias que lo siguen hablando en casa, que las hay, tú por ejemplo lo hablas por herencia familiar... pues decía, ¿no crees que el español de Filipinas podría ser reconocido como patrimonio inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, ya que el español de Filipinas tiene unas características propias que lo hacen distinto del español de cualquier otro lugar del mundo?

FZ: No sé, la verdad que nunca he pensado en ello. No sé si eso en sí merecería el reconocimiento por la UNSECO... hablando de patrimonio inmaterial siempre he pensado en la cocina, en los ritos y tradiciones, nunca he pensando en la lengua, y menos aun en la posibilidad de conservar la variedad filipina del español. No sé, me pregunto si la UNESCO consideraría una propuesta de este tipo...

AG: Bien, y otra cosa ¿cuál es la aportación original de la cultura filipina a la cultura humana? ¿Filipinas ha aportado algo típico o es solamente un recibir herencias de parte de otros de fuera?

FZ: ¡Ah no! Pues, ése ha sido mi tema principal de investigación. He enfocado mis estudios en la casa filipina del siglo XIX porque ahí se ve la síntesis de las distintas tradiciones: la casa indígena era de entramado, la techumbre se apoyaba sobre postes de madera, y eso la hacía flexible ante los temblores, se mantenía. Al llegar los españoles intentaron construir de fábrica, palacios en mampostería, pero ante los temblores se caían, mientras que las casas con postes y paredes de madera se mantenían. Entonces lo que resultó fue una síntesis: la casa se sellaba con postes y la piedra se confinaba a la planta baja, eso hacía que la casa fuera ligera. De hecho durante los temblores del siglo XIX los españoles mismos apreciaron la resistencia de esta forma peculiar de construir, tanto que en las ordenanzas de Manila se recomendaba utilizar sostenes de madera.

AG: O sea que esta solución edilicia es una aportación original de Filipinas que nace de un mestizaje...

FZ: Sí... también es interesante considerar las aperturas de estas viviendas. La casa filipina tiene estas ventanas tan grandes que le dan a la casa cierto encanto y permiten la ventilación, pero al mismo tiempo con esas láminas de concha se filtra la luz sin impedir que la casa sea fresca. El modo de vivir en la casa filipina también es diferente del de otras tradiciones, por ejemplo en la casa filipina se usa el suelo para dormir... Religiosamente hablando la casa filipina guarda también un aspecto de la síntesis entre paganismo y cristianismo. Poco antes de la venida de los españoles la figura del
datu, del jefe del barangay (es decir del barrio, de la aldea) era sagrada, y cuanto más se centralizaba en sus manos el poder, más se le veía como una figura sagrada. De hecho, la gente, tampoco sus feligreses, podían tocar la vajilla que él había usado, ni podían pisar sobre el suelo que él había pisado. Al morir se hacía de él una momia y después, encerrado en un ataúd, lo guardaban en el cuarto más interior de la casa donde también se guardaban las armas. Bueno, esto es interesante porque cuando vinieron los españoles introdujeron la epopeya de Cristo y animaron a sus conversos a componer epopeyas en vernáculo alabando a Cristo y, de esta forma, Cristo sustituyó a la figura del jefe. En la provincia de la Laguna todavía cantan la pasión de Cristo, o sea siguen con la misma práctica que se hacían cuando se moría un datu; también usan mucho incienso para celebrar la figura del Cristo del Sepulcro, como antiguamente se le fumigaba al difunto. En la casa, en el cuarto del dueño, es donde todavía se guardan las imágenes procesionales que no pertenecen ni a la parroquia ni a la cofradía, sino a los privados, cuyo prestigio se consagra con la posesión de esas figuras procesionales. Ésa es una diferencia relevante con los usos de España y de México; igualmente son distintas las procesiones de Semana Santa, que son una verdadera catequesis completa: en la misma procesión se representan todas las fases de la Pasión, agonía, caídas, crucifixión, expolio, piedad, etc., una interpretación peculiar de Filipinas.

AG: Bueno, ¡qué interesante! ¿Y puede ser que el obsequio que en la sociedad filipina se le otorga al sacerdote procede de esta veneración por el datu?

FZ: Sí claro, eso pues, por supuesto. Y es por eso que nuestra casa filipina, que algunos llaman “española”, y que no lo es, es una síntesis de muchas cosas, de varias adiciones. La tradición austronesia se cristianizó y se hispanizó, pero al mismo tiempo transformó lo hispánico.

AG: ... y en esta tradición, que se ha sintetizado en la creación de una forma nueva de casa, ¿cómo influye lo anglosajón, lo angloamericano?

FZ: Bueno, al principio los norteamericanos apreciaron, como Daniel Burnham y William, apreciaron la belleza de la arquitectura hispanofilipina, e intentaron incorporarla, pero vino la modernidad y me parece que no se enseñó bastante en la escuela la importancia de esta tradición. Así que muchos filipinos abandonaron los principios de esa arquitectura. Ahora hay un renovado interés, pero me parece que los arquitectos jóvenes se enfocan más en lo ornamental, sin pensar que lo fundamental es el funcionalismo.

AG: Siguiendo con este tema, una cosa noto a propósito de lo que estamos comentando, y dime tú si me equivoco, me parece que los españoles donde llegaban tenían una idea de urbanización, de ciudad: construían la plaza mayor, la catedral y un espacio público, que era para que las personas lo compartieran, para que las personas vivieran en el espacio de la plaza, y ése digamos es el modelo latino, que viene de los romanos, de Italia... aquí trajeron en parte este modelo, con la iglesia en el centro, con la plaza que no es un elemento típicamente asiático. En cambio, la ciudad norteamericana es totalmente distinta: tiene la corte, el tribunal en el centro, y es una ciudad extendida, desarrollada por sectores, y me parece que en la Filipinas moderna de hoy en día existe la parte de arquitectura, relativa a la casa, al edificio, pero no existe la construcción de la ciudad como espacio público.

FZ: ¡Claro! ¡Claro! Ése es el problema. Los arquitectos oficiales han querido pensar que todo eso de plaza, de
mixed land use es anticuado. Han creído más bien, sobre todo a partir de la posguerra, que el separated land use fuera más moderno, como lo que se ve en Makati: las zonas son muy distintas, zona de vivienda, de oficinas, de comercio... pero este sistema no se mantiene en el tiempo, y va degenerando, de hecho por ejemplo la zona comercial se vacía de noche, se queda casi abandonada. Entretanto la ciudad se va expandiendo y van quedando suburbios y comiéndose el suelo. Hay ahora otro interés por parte de los arquitectos y se está revisando este concepto de mixed land use, de usar la plaza como enfoque. Estamos haciendo un libro sobre Manila y Metro Manila y estamos arguyendo que la plaza es la que mantiene la identidad de un municipio y de su comunidad; la población de Makati, por ejemplo, se centra en la iglesia barroca de San Pedro Makati y su carácter es muy distinto del carácter de la ciudad de Pásig, también con su iglesia del siglo XVII. Es un tema abierto...

AG: Claro, pero bueno, digamos que hay muchos habitantes, mucha gente, y el espacio público se ocupa como si fuera privado...

FZ: ¡Es verdad sí, ése es el problema en Filipinas!... Los españoles construyeron el sentido del espacio público, pero otra vez en la posguerra se empezó a dar más importancia al interés privado. Por eso se perdieron los parques, las plazas... los oficiales piensan en la actualidad que es un logro fomentar más
shopping malls.

AG: Ya y la otra cara de la medalla es que lo que queda de antiguo no se protege y defiende como habría que hacer, por ejemplo Intramuros...

FZ: Sí, ¡una batalla! Pero eso depende eh…, porque después de una batalla prolongada pudimos conservar Vigan, aunque a la postre no fue una batalla completamente exitosa.

AG: ¿Por qué dices no completamente exitosa?

FZ: Pues, hay que hacer algo, porque hay muchos edificios vacíos que infelizmente no se usan, la UNESCO quería que se usaran como vivienda social, pero no se hizo. Estamos luchando para conservar el pueblo de Taal, por el cual hay más aprecio, no sé si lo conoces...

AG: Sí claro, es precioso, aunque pienso que podría estar mejor cuidado y tal vez se podría aprovecharlo mejor como destino de turismo histórico-cultural.

FZ: También es interesante el caso de Iloílo, porque el alcalde mismo organizó un comité para ayudar a los dueños a restaurar sus edificios
art decó, ¡es increíble!

AG: Bueno, pero ¡¿por qué es tan difícil?!

FZ: Ah, el problema siempre es: ¿qué beneficios nos da?, ¿qué beneficio nos puede dar?

AG: Bueno, pero el turismo es un beneficio concreto y relevante.

FZ: Claro, pero no lo piensan así, no se piensa en un turismo de tipo cultural. Bueno, en Vigan sí que lo han percibido, pero en muchas otras partes del país todavía no. A ver, ése es otro problema, porque el turismo en Filipinas sólo ha emergido durante los últimos diez años, y estoy hablando del turismo doméstico, porque el turismo exterior no ha crecido tanto como los demás países del Sudeste asiático. Sin embargo, hoy día muchos filipinos tienen curiosidad de conocer mejor su país, y así cuando viajan, toman fotos, hacen compras, oyen algo de la historia de la ciudad... no tan profundamente, pero algún interés se nota más que antes.

AG: Entonces ¡eres optimista con respecto al futuro!

FZ: ¡Claro! ¡Tengo que ser optimista!... sabes, volviendo otra vez a la casa, estaba pensando ahora
una cosa que antes se me ha escapado― que existe una conexión entre nuestra casa tradicional y el hormigón, o sea la tecnología fundamental de la modernidad. A ver... el hormigón armado ha sido inventado por los franceses y por los estadounidenses, uno de los pioneros fue William Le Baron Jenney que erigió lo que se considera el primer rascacielos en Chicago. Ahora, durante su juventud, él había visitado Manila, porque su padre era dueño de buques para cazar ballenas. Pues, según sus biógrafos se impresionó por la arquitectura tradicional de Filipinas, porque al volverse a EE.UU. mostró a sus amigos que una jaula de bambú puede sostener peso ―cuando por ejemplo pones libros encima de una jaula de bambú, no se desarma―, y piensan que se inspiró en la casa indígena de Filipinas. Pero yo diría que quizás también se inspiró en la casa hispanofilipina, porque es una “casa mestiza” al combinar el uso de madera como entramado y la mampostería, y ello es el principio de la arquitectura moderna: hay una estructura básica de metal que está encerrada en el hormigón.

AG: ¡Qué interesante!.. bueno hablando otra vez de tradición, y volviendo a unas preguntas que ya te hice a propósito del español. Eres uno de los pocos nativos que quedan de español, ¿por qué no has pensando en escribir en español?

FZ: Bueno, no es exactamente así, escribo artículos en español, los cuales escribo esencialmente cuando me dirijo a un público hispanohablante. Por ejemplo he publicado “El Cristo negro: presencia y significado en la Nueva España y Filipinas” (2016); “¿Mestiza o híbrida? La identidad étnica ante la modernidad (Una interpretación de las ideas de Octavio Paz y Néstor García Canclini)” (2014); “Filipinas y la construcción del Pacífico” (2013), entre otros.

AG: Bien, entiendo. Y otra pregunta: ¿por qué crees que en las universidades más importantes del país no se ha mantenido un departamento de español que defendiera la lengua, por lo menos a nivel académico?

FZ: Ah bueno, me preguntabas que por qué el español fue extinguiéndose en la posguerra... eso fue, entre otros factores, también por el aislamiento frente al mundo hispánico. De hecho, la cuestión geográfica no es secundaria. Siempre la pregunta es, incluso en el Ateneo por parte de ciertos colegas: “Latinoamérica es importante, pero nosotros estamos en el Sudeste asiático”. Es decir que Latinoamérica les parece muy distante. Es una de las razones: estamos en esta región. ¿Por qué no mejorar los lazos con este mundo en vez de con Latinoamérica? Pero yo siempre les digo que en el mundo globalizado hay que pensar dialécticamente, porque lo que está pasando es esto: los latinoamericanos se están interesando por Asia ahora más que nunca; he hablado con mexicano y argentinos que están abriendo programas de estudio sobre el Sudeste asiático. Al mismo tiempo los chinos, coreanos y japoneses han mejorado su español como nadie, tienen programas de español, y allí es mucho más fácil organizar conferencias en español que ahora mismo en Filipinas; y ahora los malayos se interesan también por el español.

AG: ¡Claro! ¿Entonces Filipinas podría ser la puerta asiática de ese mundo hispánico...?

FZ: Sí tal vez, pero la cuestión es que no estamos pensando estratégicamente, lo cual es otro problema de Filipinas. Escasea en nuestro país la idea de abordar las cuestiones según una correcta visión geopolítica.

AG: Y a propósito de todo lo dicho, ¿qué piensas de la educación en Filipinas? ¿Cómo la cambiarías, si cambiarías algo? ¿Es una educación buena?

FZ: Mmm depende... tendríamos que pensar en términos más estratégicos: tenemos que definir qué es Filipinas ante el mundo. Tenemos una falsa modestia de pensar “somos un país pequeño, estamos en Asia, eso es todo lo que importa...”.

AG: Pues, ¡sois más de cien millones de habitantes!

FZ: Sí, pero siempre pienso en lo que han dicho recientemente algunos historiadores británicos, como David R. M. Irving en Colonial Counterpoint: Music in Early Modern Manila (Oxford University Press, 2010), “Manila was the door for global sea” por el comercio del galeón, por lo cual entraban aquí franceses, italianos, alemanes, japoneses, chinos, personas de toda la India, de toda América... Entonces, pensando en ello, los cursos de historia deberían de tener una perspectiva más amplia al localismo.

AG: Y de primaria y secundaria ¿qué piensas?

FZ: Ah bueno, eso es otra cosa. La batalla es al nivel universitario, convencer a mis colegas aun en las facultades de historia para tener una visión más amplia del papel de Filipinas en la historia mundial.

AG: Bueno, a propósito de visión más amplia, vuelvo a preguntarte cómo es que no estás en la Academia Filipina de la Lengua Española, cuyo ilustre miembro de número fue también tu padre, don Hilario Zialcita y Legarda.

FZ: Ah, para mí no es que uno que hable el español ya tiene el derecho de estar en la Academia, sino uno que posea verdadera maestría en la lengua.

AG: Claro, eso dices tú... pero, a ver, por ejemplo, en la RAE no hay solamente literatos, sino que también expertos en todo el campo del conocimiento humano, científicos de todos los sectores, y en otras academias también, y yo creo que tu aportación a la interpretación de vuestra cultura es original y valiosa...

FZ: Sí bueno, pero alguien me dijo que me iban a nombrar, pero al final no supe nada del asunto; segundo aspecto: ¿qué van a hacer?, ¿cuáles son los proyectos de la institución? Yo quiero ser miembro de un grupo activo y con ideas. Por ejemplo no se publican libros sobre los filipinismos en español, eso es lo básico... es que me parece que el español que se enseña en Filipinas es un español peninsular, en cambio, habría que enseñar un español de Filipinas, mis amigos mexicanos me dicen lo mismo: “Qué lástima que se vayan perdiendo palabras náhuatl”.

AG: Claro, pero México es un país grande y culturalmente poderoso, que tiene conciencia de su propio patrimonio. Además tiene su propio estándar de la lengua española y promociona y defiende las lenguas indígenas. Una cosa es que se pierdan palabras y que haya préstamos e intercambios entre lenguas que coexisten en un mismo territorio y una misma población, eso es lo normal en la evolución de una lengua. Otra cosa es que se pierda por completo una variedad lingüística sin ni siquiera mover un dedo. Es por eso que yo te preguntaba sobre la protección del español filipino como patrimonio inmaterial... En definitiva, ¿crees que hay forma de salvarlo de alguna forma?, ¿de salvar algo?

FZ: Ya, no había pensado en eso. Por mi propia parte, una razón por la que he sido muy activo en PACLAS (Philippine Academic Consortium for Latin American Studies) es que a mi parecer, fomentando más intercambios entre filipinos y latinoamericanos habría más aprecio por nuestra tradición y patrimonio y por el idioma también. Porque estamos aislados y nuestros vecinos siempre nos preguntan “Why are you so Spanish?”, “Why are you not like other Asians?”.

AG: Así que los demás os ven como hispanos...

FZ: Sí efectivamente..., la verdad es que se trata más bien de una cultura mixta. Pero
muchos filipinos no saben contestar, entonces piensan que algo falla, que algo está mal en su propia forma de ser. Y piensan que los problemas de Filipinas se deben al hecho de ser un Latin-American country, cuando no ven que la economía de los países latinoamericanos está emergiendo, no ven México, Perú, Chile, Panamá...

AG: Eso de ser “latinoamericanos”, ¿se ve en consecuencia como negativo, se tiene una percepción negativa de esta afiliación cultural?

FZ: Pues sí, así es.

AG: Volvemos entonces a lo de antes, los filipinos tenéis que decidir qué sois frente al mundo.

FZ: Sí, pero el
filipino común necesita más elementos de comprensión y conocimiento, más datos, más información, o sea más cultura. Sí, un gran problema es que los libros de texto dan una visión muy negativa, sin apoyarse en datos, juzgando el pasado en términos presentes. Por ejemplo, un tema que siempre surge es el de la educación pública: ¿por qué los españoles no crearon una educación pública en Filipinas? Para agravar más la desinformación, se afirma además que no querían enseñar el español a los indígenas. Yo siempre les explico que la educación pública empieza en el siglo XIX, no sólo en Filipinas sino también en España y en el resto de Europa... y que, bueno, que la difusión del español se abortó por la venida del inglés, es una explicación sencilla, pero no se quiere aceptar. En fin, faltan datos, falta el contexto histórico.

AG: Pasemos a otros temas menos relacionados con lo cultural y tú actividad académica, igualmente importantes en un discurso sobre Filipinas. Recuerdo que hace años me regalaste un café de la cordillera, una producción IGP de Filipinas creo; en fin, una delicia. ¿Cómo está la agricultura en Filipinas? ¿Goza de buena salud?

FZ: No, la situación no está muy bien. Se han desarrollado más las infraestructuras de la ciudad que las inversiones en el sector agrícola. El gobierno ahora intenta invertir bastante, pero uno de los problemas es la expansión de las áreas urbanas y el consumo de suelo. Otros son la falta de incentivos y, debido a esto, una edad media alta de los agricultores. Invertir en el sector rural significa también luchar contra la pobreza, ya que es más en el mundo rural donde hay indigencia. La agricultura debería mejorarse, por ejemplo siguiendo el modelo italiano, con la creación de denominaciones de origen y alta competitividad dentro del valor mundial.

AG: Y el problema de la pobreza ¿ha sido atacado de algún modo con medidas específicas, o la situación sigue siempre igual?

FZ: Lo primero es que hay mucha desigualdad: los pudientes no pagan los impuestos que deberían, pagan menos o evitan pagarlos. Otro problema es que no hay bastantes inversiones en el sector rural, y el país depende mucho de las importaciones y se exporta poco. Por ejemplo, se produce un aguardiente de coco,
lambanog. Bien, éste podría ser un producto típico, incluso de exportación, pero se le desprecia como algo muy popular. Sin embargo ésa también era la situación del tequila hace veinte años. Es una cuestión de márketing.

AG: Bueno, pero entonces te pregunto: ¿no será que las élites filipinas no se identifican con el resto del país, con el ‘ser filipino’?

FZ: Éste es otro problema muy preeminente en estas última décadas, porque muchos filipinos de clase alta mandaban y mandan a sus hijos al extranjero para educarse. Y también las élites aquí están encerradas en sus propias subdivisiones, no se atreven a explorar su propia ciudad, eso lo noto en el Ateneo, no salen a conocer lo que hay afuera, y es una batalla convencerles para cambiar esa actitud. Pero hay algunos que sí, que se animan, ahora hay más interés por conocer su propio país, sobre todo por parte de los que han viajado. Como digo, es la dialéctica de la globalización, por un lado está fomenta la homogeneización, pero por otro lado fomenta la particularidad, lo local.

AG: Se nota por ejemplo con la lengua, con el tagalo, o se le considera con cierta distancia, como ‘lengua de criados’ o, lo opuesto por parte de ciertos sectores intelectuales, con una actitud quizá exageradamente purista.

FZ: Sí, parte de la difusión de un discurso más culto en este país es la ilusión de que todo el mundo entiende el inglés, que no es verdad. Por ejemplo, en mi grupo estamos ahora luchando contra la reclamación terrestre en la bahía de Manila. Bueno, hicieron un documento para la prensa, con una lista de razones por las que se debía de frenar esa reclamación de aguas marinas, pero todo estaba en inglés. Sin embargo, para movilizar a la gente de Malate y Ermita, todo debía estar en filipino. Así que me pasé un día traduciendo, pero traduciendo a un tagalo más concreto, comprensible y poniendo en relieve los temas que son más relevantes para la gente ordinaria, por ejemplo, cuando se reclame parte de la bahía, empeorará la situación de las inundaciones en Malate.

AG: A propósito, he visto con sorpresa que están reformando el Teatro Metropolitano, está en obras, ¿puede ser? Y he visto mejor Intramuros, mejor que hace diez años, o sea que he visto señales de atención y voluntad de mejora. Por no decir del Museo Nacional, que es espectacular.

FZ: Sí, por eso siempre digo que la gente nunca apreciará Intramuros hasta que no haya un museo que explique la contribución concreta de Intramuros al desarrollo de la ciudad y del país.

AG: Bueno y tú tienes esa casa-museo preciosa en el casco antiguo, digamos así, de Manila, en un barrio muy popular...

FZ: Sí, la Casa Nakpil Bautista en Quiapo, dedicada al Katipunan. Esa idea surgió de mí y con una batalla contra mis otros parientes que querían vender la casa, y claro, se habría tirado para construir allí otra cosa... Hay visitas, muchas visitas, eventos, etc. Ahora es sobre todo mi prima quien se ocupa de la casa. Bueno y ahora habrá más interés por el barrio de Quiapo porque se va a reformar la iglesia metálica de San Sebastián, y ése será el enfoque para todo el distrito. Pero claro, también hay tanta gente viviendo en la calle, que habría que promover planes de vivienda social. Tantos edificios están vacíos, y se podrían arrendar como vivienda social. De hecho, ésta era la recomendación de la UNESCO cuando se restauró Vigan, pero al final los dueños de esos edificios no aceptaron esa sugerencia.

AG: Bueno, una última pregunta. Hablamos del español, ¿y la situación de chabacano, cuál es en este momento? Me parece que no está valorado como debería.

FZ: A ver, ya se ha valorado. Las nuevas directrices del Departamento de Educación dan importancia a las lenguas maternas. Es obligatorio en la primaria que el alumno aprenda en su lengua materna, y en la lista de doce lenguas está el chabacano, sobre todo el de Zamboanga. Otra cosa es el chabacano de Cavite y Ternate, que está completamente abandonado. Me habría gustado que hubieran hecho algo más para defenderlo y promoverlo... ¿quién sabe? Tal vez en un futuro próximo se decidirá hacer algo...

Concluyo la entrevista preguntándole de nuevo a Fernando: “Cómo es que no estás en la Academia Filipina de la Lengua Española? ¿Cuándo piensas ingresar?”. Es nada más una sugerencia-provocación ya que estoy convencido de que el futuro, no sólo de la lengua, sino del proceso de síntesis cultural que la intelligentsia filipina debe seguir obrando dentro de su múltiple identidad, depende hoy más que nunca de maestros como él. Gracias Fernando.