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Revista Filipina
Segunda Etapa. Revista semestral de lengua y literatura hispanofilipina.
Verano 2020, volumen 7, n
úmero 1

ENSAYOS
PROMOTORES CULTURALES

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Severo Balasbas III


ITALIA, EL PUENTE QUE ME CONDUJO
AL DESCUBRIMIENTO DEL ESPAÑOL
COMO IDIOMA FILIPINO


SEVERO BALASBAS III Y ABROGENA
REVISTA FILIPINA
Cada persona tiene sus motivos para aprender español. Unas lo hacen por su presencia en la industria cultural, pues gran parte de las canciones y series televisivas que dominan el mercado global están en español. Otras por su relevancia económica: al ser la segunda lengua más hablada del mundo, sólo superada por el chino mandarín, aprender español abre puertas en el ámbito laboral tanto a nivel particular, como empresarial por facilitar la internacionalización y expansión en el mercado de países hispanoparlantes. En Italia, muchos jóvenes deciden estudiar español como lengua extranjera en la escuela secundaria debido a su aparente semejanza con el italiano. En mi caso, como filipino afincado en Italia durante más de 10 años, aprendí español por varios motivos más.
….Mi interés hacia el idioma español se desarrolló paulatinamente durante mis primeros años en el sistema escolar italiano como alumno extranjero. Sí, tengo que precisar que mi interés hacia este idioma brotó no en un país hispanohablante sino en Italia, precisamente en Florencia, donde el español es considerado sólo como un idioma más entre las alternativas que se pueden estudiar en las escuelas secundarias. Llegué a Italia cuando tenía 14 años, sin el más mínimo conocimiento del idioma de mi nuevo país de residencia. Solamente conocía el idioma inglés, que pronto se reveló inutil porque la mayoría de los italianos, incluyendo muchos de mis profesores de secundaria, no hablaban muy bien el inglés. Fueron años difíciles para mí, sobre todo a causa de las barreras lingüísticas que tuve que enfrentar. Fueron años de frustración porque no comprendía las lecciones impartidas en italiano, además de no tener la capacidad de conversar dignamente con muchos de mis compañeros de clase. A pesar de estos problemas, mis profesores perseveraron en ayudarme y guiarme en momentos de dificultad y frustración. Me animaron a tomar clases de alfabetización en italiano para acelerar mi aprendizaje del idioma del país.
….Como ayuda adicional emplearon también diferentes estrategias como, por ejemplo, animarme a hablar y escribir sobre temas de los que tenía más conocimiento. Estas prácticas sirvieron principalmente como exámenes para la evaluación de mi progreso en el aprendizaje del idioma italiano y sus temas principales fueron mis conocimientos sobre mi país natal. Me dejaron hablar y escribir sobre informaciones curiosas relacionadas con Filipinas, como, por ejemplo, su geografía archipelágica, su clima tropical que difiere mucho del italiano, su gastronomía y también su historia. Tuve que revisar y estudiar casi todo sobre Filipinas para poder contestar a las diferentes preguntas de mis profesores y también las de algunos de mis compañeros quienes me mostraron auténtico interés en estos temas. Todo esto me hizo encender las primeras llamas de curiosidad intelectual sobre mi país natal que nunca tuve cuando todavía vivía allá. Aún recuerdo cuando descubrí durante mis estudios personales la existencia de las versiones en inglés y español del himno nacional de Filipinas. Descubrí también que la versión en español era la versión original, y que ambas versiones fueron compuestas mucho antes que la versión en el idioma tagalo, conocido también como filipino, que es el actual idioma nacional de Filipinas. Compartí esta información con mi profesora de italiano, quien también enseñaba español en mi misma escuela. Me comentó después que le parecía hermosa la versión española y que podría servir como base para su traducción al idioma italiano. Antes no sabía de la existencia de una versión original en español del himno porque nadie me lo había enseñado cuando todavía estudiaba en Filipinas.
….Hubo más casos aislados que despertaron mi interés hacía el idioma español. Por ejemplo, durante mis primeros días en la escuela secundaria, tuve que preguntar por primera vez a los conserjes dónde estaba el baño de la escuela. Ignoraba por completo cómo se podía traducir la palabra baño en italiano. Traté de preguntarles con un inglés lo más simplificado posible donde se ubicaba el baño de la escuela, utilizando términos como bathroom y comfort room (descubrí más tarde que este último se usa solamente en Filipinas como equivalente local del water closet de los hablantes del inglés), pero mis esfuerzos no fueron de mucha ayuda porque todavía seguían sin entender mis preguntas. Solamente cuando utilicé la palabra filipina banyo, los conserjes finalmente me entendieron. De hecho, aquella palabra suena igual que la palabra italiana bagno con el mismísimo significado. Después descubrí su etimología española, y también de otras palabras filipinas que tienen semejanzas fonéticas con algunas palabras italianas. Por ejemplo, hay todo un sistema numérico que todavía se utiliza en Filipinas, especialmente fuera de la capital, para indicar la hora o la cantidad de dinero, cuyo origen español descubrí más tarde. Tales números filipinos como uno, dos y tres suenan igual a sus equivalentes en italiano (uno, due, tre). Por ejemplo, para decir en idioma filipino que ya son las once de la mañana según el reloj, se utiliza la expresión “a las onse na ng umaga!”. Cuando mi maestra del centro de alfabetización de lengua italiana me preguntó cuál es el equivalente filipino del saludo italiano “ciao”, respondí que en realidad no hay una traducción exacta en el idioma filipino, que solemos utilizar el equivalente en inglés “hello” o “hi” ya que muchos filipinos saben y entienden el inglés, y que como alternativa se puede utilizar la expresión filipina kumusta en forma de pregunta, con el mismo sentido de la frase “come stai?” o “come state?”. Ella notó la semejanza entre la palabra kumusta del idioma filipino y la expresión “¿cómo está?” del idioma español, lo cual nos asombró bastante. Mi maestra en fin dedujo que entre los idiomas que podía hablar podría ser incluido el idioma español, aunque nunca estudié este idioma, y que, en teoría, nadie en mi familia lo hablaba. Descubrí después que mi madre lo estudió durante sus estudios universitarios antes de la eliminación de la lengua española como idioma oficial de Filipinas en 1987. Su conocimiento del español la ayudó mucho en su aprendizaje del italiano debido a las innegables semejanzas lingüísticas, ya que ambos tienen un origen común siendo idiomas romances. En fin, descubrí que hay aproximadamente un 33% de vocablos filipinos de origen español, al menos según el resultado del estudio de Teodoro Llamzon y John Thorpe de un diccionario bilingüe filipino-inglés en el 1972.
….Los años pasaron y mientras tanto seguí anotando y aprendiendo más vocablos filipinos de origen español. Tales palabras suelen cambiar su pronunciación tras su adopción al idioma filipino, como por ejemplo en el caso de la palabra filipina sabon que deriva de la palabra española jabón. Se puede notar la conversión de la fricativa velar sorda /x/ inicial de la palabra original, en el fonema /s/ de la correspondiente palabra filipina. La palabra kasapwego, que significa caja de fósforos en el idioma filipino, también sufrió el mismo cambio fonético ya que dicha palabra filipina en realidad deriva de la unión entre las palabras españolas caja (que fue asimilado fonéticamente en el idioma filipino en forma de kasa) y fuego (que fue asimilado en filipino en forma de pwego).
….Hay muchos casos de cambio fonético y también semántico tras la apropiación de muchos vocablos españoles en el idioma filipino. Ocurrieron también casos de modificaciones tan radicales que se ha vuelto muy difícil el reconocimiento de su derivación española, como en los casos de aquellas palabras que experimentaron las modificaciones típicas de los hipocorísticos filipinos, como ejemplo, se pueden mencionar los casos de manong y manang, que corresponden respectivamente a hermano y hermana. Estas formaciones hipocorísticas suelen ser utilizadas en nombres de pila de origen español, en algunos gentilicios, y en términos que se refieren a los miembros de la familia. Se puede ver otro ejemplo de este fenómeno en dos palabras filipinas pertenecientes al mundo animal: unggoy, con el significado de mono en Filipinas, el cual con muy alta probabilidad derivó de la palabra hispanomexicana chango (el cual se transformó en chongo en el español de Filipinas) con la misma significación, y el ave pikoy, que muy probablemente se originó de la palabra española perico y es utilizado en Filipinas como sinónimo de loro. No encontré estos vocablos en los primeros vocabularios de la lengua tagala disponibles en la red y por eso llegué a la conclusión de que fueron en realidad innovaciones filipinas de fecha relativamente reciente. También creo que no es una mera coincidencia que estos dos animales que exhiben cualidades, comportamientos o atributos similares a los de los seres humanos recibieron nombres hipocorísticos usualmente reservados a vocablos y términos propios relacionados con los seres humanos. Muy probablemente los filipinos quienes conocieron por primera vez los nombres en español de estos dos animales prefirieron utilizar las formas hipocorísticas de tales palabras para referirse a ellos con cariño, y así tratarlos como si fueran realmente seres humanos. Si así fuera, se revelaría un carácter esencial de la filosofía filipina de antaño.
….Los rastros de la influencia del idioma español en Filipinas también se pueden notar en otros idiomas hablados en estas islas. Por ejemplo, el término mirku que se utiliza para referir a los médicos herbolarios de los pueblos indígenas de la isla de Panay, en realidad deriva de la palabra “médico”. El tipara o kipara, términos utilizados por los pueblos indígenas de Tawi-tawi para referirse a las gafas de buceo, proceden ambos de la palabra antipara del idioma español. Los pueblos de Tawi-tawi utilizan también el tipara o kipara como ornamento de baile, por ejemplo, en la danza llamada Tauti, en la cual se representa en forma bailada el arte local de pesca. Los pueblos indígenas de la isla de Palawan también tienen el término masikampo, procedente de la expresión maestre de campo de los españoles, el cual se utiliza para referirse al jefe del consejo de ancianos expertos en leyes locales consuetudinarias.
….No me limité al estudio de los rastros de la influencia española en los idiomas de Filipinas. Mis investigaciones me condujeron también al hallazgo de un corpus literario en español escrito por filipinos y para lectores filipinos, o escrito por españoles sobre Filipinas y su población. Por ejemplo, las dos novelas patrióticas del héroe nacional de Filipinas José Rizal fueron escritas originalmente en español. También las obras revolucionarias de Apolinario Mabini como El Verdadero Decálogo y La Revolución Filipina, la primera Constitución de la República Filipina de 1899, y el precedentemente citado himno nacional filipino fueron escritos originalmente en español. Fue para mí un dato curioso saber que obras revolucionarias redactadas por filipinos para los filipinos durante la Revolución contra España fueron escritas en el idioma del colonizador. Esto podría sugerir que el español tuvo un papel de crucial importancia para los filipinos antes de la difusión del inglés y del filipino a escala nacional, lo cual podría parecer insólito para los observadores externos que se limitan a observar la situación actual, lamentable y deplorable, del idioma español en la Filipinas de hoy. Casi nadie en Filipinas habla y escribe en español, lo cual contrasta fuertemente con la existencia de un enorme corpus de textos en español escrito por filipinos y presente en varios archivos del país. En las escuelas filipinas apenas se enseñan estas curiosidades sobre el papel de la lengua española en la Revolución Filipina, es por eso que, como mencioné antes, no conocía nada de este tema cuando todavía estudiaba allí. No me sorprendería si los filipinos que estudiaron y terminaron sus estudios en mi país se escandalizaran al saber que muchas obras nacionalistas de Filipinas, las cuales se estudian por ley, pero en sus traducciones en filipino y en inglés y nunca en español, fueron en realidad escritas por filipinos, pero en el idioma de los colonizadores.
….La redacción de obras literarias en español no se limitó a la época revolucionaria, de hecho, se publicaron textos literarios y diarios en español en los años que siguieron. A pesar de la difusión de la alfabetización en inglés y el consiguiente desplazamiento paulatino del español como idioma oficial durante la ocupación estadounidense en la primera mitad del siglo XX, los textos literarios y periódicos en español se siguieron redactando y publicando. En realidad, la primera mitad del siglo XX se considera la Edad de Oro de la literatura filipina en español porque en este periodo hubo una proliferación de obras de varios géneros escritos por filipinos en este idioma. Uno de los autores más prolíficos de este periodo fue Jesús Balmori, quien escribió obras de varios géneros como poemas, cuentos cortos, y también novelas. Uno de mis poemas favoritos de este autor es “El Grito”, incluido en su libro intitulado Mi Casa de Nipa y publicado en 1941, en el cual él dedicó unos versos de ofrenda a los que participaron en la Revolución filipina de 1896 bajo la bandera de la asociación anticolonial filipina llamada “Katipunan”.
….Hay otros autores y obras literarias interesantes de este periodo que merecen ser descubiertos. En mi caso, descubrí durante mis peregrinaciones por la red una obra escrita por el filipino Flavio Zaragoza Cano en forma de poema épico histórico, la cual narra en versos el heroísmo de algunos personajes importantes de la historia nacional filipina. Por ejemplo, en este poema épico fueron cantadas las gestas de Lapu-Lapu, el jefe indígena de la isla de Mactán quien, en la batalla del 1521, encabezó a los guerreros macteños contra las fuerzas españolas, dirigidas por el explorador portugués Hernando de Magallanes. El conflicto terminó con la victoria de las fuerzas del gran jefe de Mactán. Nunca hubiera imaginado la existencia de una obra escrita en perfecto español que ensalzara el heroísmo del jefe Lapu-Lapu considerado que tales obras suelen ser dirigidas a lectores filipinos, y escribirlas en español no tendría sentido hoy en día, ya que los filipinos no entienden ni saben leer en español.
….También hay una galardonada colección de narraciones folclóricas filipinas protagonizadas por seres fantásticos que durante siglos dominaron y avivaron la imaginación del pueblo filipino. Esta obra, escrita por la filipina Adelina Gurrea Monasterio, habría ganado más atención de los lectores filipinos si hubiera sido escrita en inglés o en filipino, ya que hoy día se está experimentado en Filipinas un resurgir del interés hacia la mitología y el folclor del país por parte de las nuevas generaciones. Es una lástima que hoy en día todo este corpus literario de alta calidad sea inaccesible para el lector filipino medio. Yo también tuve que aprender y mejorar mi conocimiento del español para poder disfrutar de estas obras en sus formas originales. Estos escritos no merecen ser arrinconados en el olvido filipino, pero, debido a las lamentables circunstancias de la historia nacional, ahora casi nadie en Filipinas sabe de su existencia.
….Fue solo durante mis estudios universitarios que tomé en serio el estudio del idioma español. Lo estudié por mi cuenta, sin el beneficio de cursos formales. Mi interés inicial hacia el español se convirtió en un pasatiempo y mi vocación hacia la biología y biotecnología no me impidió refugiarme, en casos de agotamiento mental estudiantil, en el estudio del español y lo que queda del español en Filipinas. Utilicé Duolingo como instrumento primario para fortalecer y facilitar mi aprendizaje de este idioma, complementándolo después con materiales de aprendizaje disponibles en la red. Una vez conseguido un cierto nivel de dominio del idioma empecé a leer noticias en español, y sucesivamente libros enteros.
….Mis aventuras de aprendizaje del español me hicieron ganar amistades con algunos hispanohablantes provenientes de todo el mundo, pero también me regalaron frustraciones y dolores de cabeza, ya que hay muchas características lingüísticas del español, compartidas con el italiano, que no existen en filipino y a veces tampoco en inglés, como por ejemplo los géneros gramaticales de los sustantivos o el sistema de conjugación de verbos son muy diferentes, pues este último incluye el indicativo condicional y el subjuntivo. Afortunadamente, el aprendizaje del idioma italiano me sirvió también de preparación para el aprendizaje del idioma español. Agradezco a Italia haber sido el puente que me condujo al descubrimiento y consecuente aprendizaje del español. Y en medio del camino arduo y largo hacia el perfeccionamiento de mi español, descubrí también su relevancia en la comprensión de la filipinidad. Aún permanecen en el cosmos filipino los rastros del idioma español, aunque ya casi nadie allá lo habla ni lo entiende, y aprendiendo el español aprendí también muchas más cosas de mi país natal que antes desconocía. Para mí, aprender el español es como aprender más sobre Filipinas. Muchas cosas relacionadas con mi país adquieren sentido para aquellos filipinos que se acercan al idioma español. Aprender el español es una experiencia que enriquece y completa el ser filipino, disolviendo al mismo tiempo las posibles inquietudes del inconsciente colectivo nacional que lo atormentan. Y aprendiendo el español se rompen las barreras lingüísticas que separan los filipinos de su pasado histórico y obtienen la oportunidad de disfrutar los textos literarios relacionados con Filipinas que eran anteriormente inaccesibles. Por ejemplo, aún recuerdo el día en que descubrí el significado de mi apellido mientras consultaba un diccionario español-bisaya para las provincias de Samar y Leyte. Aquel libro lo mencionaba como nombre de un arbusto. El libro del fraile agustino Manuel Blanco intitulado Flora de Filipinas corroboró esto, mencionando mi apellido como el nombre local de Justicia picta, que hoy en día lleva el nombre científico de Graptophyllum pictum. Con un entusiasmo comparable al de Arquímedes tras descubrir el famoso principio físico que lleva su nombre, compartí esta información con mis padres, los cuales hasta aquel momento no sabían responder a la pregunta “¿qué quiere decir nuestro apellido?”. Ahora tenemos plantas ornamentales de Graptophyllum pictum en nuestra humilde casa en Filipinas.