Navigation
Revista Filipina
Segunda Etapa. Revista semestral de lengua y literatura hispanofilipina.
Invierno 2018, volumen 5, n
úmero 2
PDF: La literatura infantil de V. A.


ARTÍCULOS Y NOTAS


LA LITERATURA INFANTIL DE VIRGILIO S. ALMARIO:
ISANG MAYANG UHAW. PAANO SIYA MAKAIINOM NG TUBIG SA BASO?

BEATRIZ ÁLVAREZ TARDÍO



Desde que lo compré, este cuento me ha acompañado siempre en mis clases como profesora de futuras maestras, en la vida personal cuando tengo que enfrentarme a dificultades y en las conversaciones cuando otras personas me preguntan sobre cómo es la vida en Filipinas1.
      Isang mayang uhaw es un cuento infantil ilustrado, escrito por Río Alma con dibujos de Jimmy Torres, publicado por Adarna. Un pequeño gorrión (maya) tiene sed (uhaw). Frente un vaso (baso) de agua (tubig) lleno se colocan en fila cinco pájaros sedientos, los cuatro primeros mucho más grandes que el gorrión. Cuando le llega el turno al pequeñín el agua ha descendido a menos de un tercio del vaso, de modo que debido a su corto cuello no puede llegar a beber. Antes de empezar a leer, en la ilustración de la portada, el autor nos interpela: “¿cómo podrá arreglarselas para beber del vaso?” (Paano siya makaiinom ng tubig sa baso?).
      Ante un mundo hostil de presencia continua del idioma inglés, de una cultura globalizada y de una economía neocapitalista, Río Alma, ha sido un gorrión sediento de nutrir a su alma filipina. El juego poético que inspira su seudónimo se muestra revelador de ese continuo esfuerzo que ha sido su obra crítica y literaria.
      El libro Balagtasismo versus Modernismo, dedicado a la poesía en filipino a lo largo del siglo XX, le situó como especialista en literatura. El germen fue su tesis de máster, defendida en 1974. Recordemos que por aquella fecha había sendas dictaduras en España y en Filipinas, donde estaba Marcos, contexto en el que Virgilio Almario abrió su compromiso con la poesía hacia horizontes de mejora para su país.
      Esta fue la primera obra de Almario a la que me enfrenté cuando todavía era una aprendiza de literatura filipina. Atraída por su título sugerente, junto con mi interés por aprender la lengua filipina, con paciencia y la ayuda de diccionarios y amistades conseguí leer gran parte de las más de trescientas páginas del libro. A finales de los años noventa, acudí también a algunas de sus conferencias en el campus de Diliman de la Universidad de Filipinas, donde yo estudiaba, en Quezon City. La crítica literaria estaba a debate en la Universidad de Filipinas, foro en el que Almario era uno de los grandes jugadores. Años después, cuando yo presentaba mi tesis doctoral, Almario ocupaba el puesto de Decano de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de Filipinas, y a su despacho tuve que ir un par de veces para que me firmara los documentos, que primero permitieron mi defensa, y después, me concedieron el título de doctora. Persona seria y afable, mantenía siempre la razonable sospecha del investigador cuando alguien de fuera venía a decir sobre la literatura filipina. Con el paso del tiempo se han hecho famosas sus discusiones con Epifanio San Juan. En la encrucijada entre estas mentes privilegiadas, alimentadas igualmente por la ética del bien común para Filipinas, han configurado uno de los debates de crítica literaria más interesantes y fructíferos de los últimos cuarenta años.
      Sin embargo, el Almario que más admiro es el poeta, que se recrea y moldea palabras y sonidos en su lengua milagrosa, y el escritor de cuentos infantiles que como el arroz, nutre el presente y el futuro. Gracias a su colaboración y amistad con Marne Kilates (otro gran artista filipino) que ha traducido al inglés mucha de su poesía, he podido leer a Río Alma hilando una lectura en la que conversaban el texto original y el traducido. De entre sus libros quisiera destacar Dust Devils, una selección compilada para la gente joven, de la que entresaco para cerrar este ensayo el primer verso del poema “Bahala na”, que nos regala con mucho humor un camino para no olvidar: “Walang may monopolyo ng repolyo’t katwiran” (nadie tiene el monopolio del repollo ni de la verdad).
      Almario, siempre practicando la necesidad de escribir en filipino, ha construido un ejemplo de moral práctica que parte de una ética de vida. Este camino que ha dibujado nos ofrece como lectoras y estudiosas una biografía esencial para el pensar de nuestra propia ética profesional.


_______________________
1  El texto que sigue está escrito en agradecimiento a Virgilio S. Almario por su escritura y su modelo ético. Lo encabeza el título de uno de sus cuentos infantiles.Véase una reciente entrevista en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=-b_8Q6-uEKE


Stacks Image 196