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V Certamen juvenil de creación literaria
“Rafael Palma” (2023)

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I Premio


ADIÓS (NO TE ALEJES)

de
Shella Laine V. Ocampo

(alumna de la Universidad de Filipinas, Dilimán)

Eliana creía en muchas cosas.

….Yo pensaba que barrer el piso por la noche brindaría mala suerte, pensaba que morderse la lengua por accidente significaba que alguien estaría pensando en ella, y pensaba que cuando la piel de su palma se sentía irritada, dinero empezaría a venir a su vida.
….Yo escuchaba más a mi cabeza que a mi corazón; consideraba la lógica una compañera confiable. Por lo tanto, cuando descubrí esta parte de Eliana cuando empezaba a salir con ella, Eliana rodaba sus ojos a mi escepticismo y ella pensaba que yo era el ridículo.
….Mientras tanto, Eliana era lo opuesto a mí. Ella era increíblemente empática, cálida, y luminosa; hablando claro, yo solo era una palomilla que fue cautivada por su luz. Ella era el fuego en el hogar, un paraguas que me protegía de la lluvia, y las orejeras cuando el mundo se convertía en un lugar demasiado ruidoso.
….Ella era todo lo que hacía el mundo bueno…pero ella se estaba yendo.
….—¿Todavía recuerdas este lugar? Solía ser esa heladería a la que fuimos en nuestra primera cita –dijo ella.
….Miré hacia la tienda que mencionó y probé imaginar la imagen antigua de la heladería de mis memorias. Ahora, no había un único rastro de la tienda con temática retro. Solo era una cafetería aburrida.
….— … Pediste esa copa helada gigante que no podías terminar –logré responder en una voz normal. Ella me lanzó una mirada de odio en broma.
….—Parecía más pequeño en el menú, ¿vale? Ya lo habíamos establecido hace mucho tiempo –respondió con una risa avergonzada.
….(¿Hace mucho tiempo?)
….Las sillas chirriantes y el postre frío demasiado dulce parecía que solo había existido ayer. Sentí su dedo tocar mi frente.
….—¿Por qué estás frunciendo el ceño, Joaquín? –me preguntó.
….(Porque lo odio. Odio el hecho de que se esté yendo. Odio que no tienes la opción de quedarte aquí y odio que la heladería, un lugar que me recordaba que existíamos, ya no estaba. Odio que vas a desaparecer tal como la heladería.)
….En vez de eso, solo dije: «Solo es el resplandor del sol. Venga, vamos a ir al restaurante».
….Yo era un cobarde que no podría decir lo que realmente estaba en mi mente, pero no tenía el derecho de todos modos porque más de alguna cosa que he odiado hasta ahora, me odié a mí mismo: la persona que sugirió romper con ella en primer lugar.
….La miré cómo pidió su comida a la camarera con una sonrisa. Sé que yo era la persona que le pidió a ella si podíamos sonreír hasta el final, pero mírame ahora.
….(¿Cómo lo haces? ¿Cómo no te estás derrumbando como yo? ¿Por qué todavía pareces tan preciosa?)
….—¿Y tú? –preguntó ella.
….Salí de mi trance y vi que Eliana y la camarera me estaban mirando.
….—Yo…perdón. ¿Qué has dicho? –ella parpadeó y se rió.
….—Pregunté: ¿Qué quieres comer?
….Eliana señaló al menú e inmediatamente probé buscar algo del papel. Al final, solo apunté a algo al azar. Ella era la más habladora de nosotros dos y cuando me enfoqué en su voz, pude olvidar la sensación inexplicable que había estado sintiendo desde más temprano; incluso solo un poco. Sin embargo, no pude evitar los ojos de Eliana.
….—¿Estás bien, Joaquín? –ella preguntó titubeando.
….Por alguna razón, cuando me encontré con sus ojos, empecé a sentir un nudo en la garganta. Rápidamente bebí agua para que desapareciera.
….—Sí, sí. Solo…
….La mirada en sus ojos me hizo sentir culpable y me hizo recordar el día cuando le dije que quería terminar nuestra relación.
….Fue alrededor de 2 semanas después de que me dijo que tenía que volver a su patria, las Filipinas. Aunque entendí que no tenía otra opción más que seguir a su familia a otro país, me sentí confundido.
….Por un lado, yo quería que ella se quedase aquí en España. Quería ser egoísta, pero, por otro lado, había una parte en mí qué sintió que, quizás, podríamos hacerlo. Podríamos sobrevivir a la distancia.
….Sin embargo, la mente no exactamente trabajaba como así. El cerebro me dijo que estaba alcanzando a las estrellas con esta esperanza. Así que yo tenía miedo de resultar herido por un futuro que podría imaginar sucediendo. He visto parejas que no podrían hacer que la relación a distancia funcione.
….La inseguridad, ansiedad, soledad, y la falta de tiempo, la atención, y comunicación. No estaba seguro de que podríamos sobrevivir eso.
….Así que, antes de que nuestra relación se echase a perder o su amor decayese, yo llegué a la conclusión de romper nuestra relación mientras que todavía había amor.
….(Me arrepiento de lo que dije. No quiero romper contigo. Vamos a quedarnos juntos.)
….Pude sentir que había estado esperando por estas palabras y pude sentir que yo estaba al borde de decir todos esos pensamientos, pero me paraba a tiempo.
….—…Solo tengo hambre.
….Durante una fracción de segundo, vi la parte muy pequeña de una emoción que escondió detrás de su sonrisa. Pero se fue tan rápido como vino, y ahora Eliana volvía a contar otra historia.
….La culpa carcomió mi corazón, pero esto era lo que yo quería: una última cita feliz para una última memoria feliz juntos. Sé que mi petición era egoísta pero no quería terminar nuestra relación de una mala manera. Por lo tanto, antes de que llegara a eso, quería que termináramos con buenos deseos el uno al otro al menos.
….De repente, Eliana tiró por accidente el tenedor al piso. Llamó a un camarero para pedir otro tenedor.
….Eliana susurró: «Parece que habrá una visita más tarde.»
….No pude evitar sonreírle. Era otra superstición de su cultura filipina: si un utensilio tal como un tenedor o una cuchara se cae por alguien, esa persona podría esperar un visitante.
….El día pasaba más rápido de lo que me gustaba. Nosotros actuamos como en una cita normal, pero profundamente dentro de nosotros teníamos que apreciar esta cita más que las otras. Cuando las farolas empezaban a iluminar las calles y estábamos delante del metro, no quería soltar su mano. Me miró y me mostró la sonrisa que me hizo enamorarme de ella hace 3 años.
….No pude detenerme, así que hice lo que era más natural en ese momento: La sostuve más cerca de mí, le di el abrazo más fuerte y el beso más ligero en la frente. Su cuerpo encajaba perfectamente en mis brazos y no quería soltarme de ella.
….Sentí como mi corazón fue apuñalado cuando la escuché llorar y hablar mi nombre en una voz rota.
….—Joaquín…
….Ella se apartó y miró hacia el cielo para detener las lágrimas.
….—Perdón, Joaquín. He intentado sonreír hasta el final, pero es bastante difícil. Sé que se suponía que terminaríamos en buenos términos, pero no puedo evitar sentirme triste.
….No pude hablar. Me quedé sin palabras. Eliana señaló al piso y seguí su mirada.
….—Los usaste –ella dijo con una sonrisa melancólica.
….Me di cuenta de que estaba hablando sobre mis zapatos.
….—Por supuesto. Me los regalaste y debía usarlos. Son mis favoritos.
….Por algunos segundos de silencio, la observé y noté como hacía pucheros — era un hábito que tenía cada vez que ella estaba en el pensamiento profundo — pero antes de que yo pudiese preguntarle qué estaba pensando, sus ojos se encontraron con los míos. En ese momento, cuando sus ojos parecían que contenían la galaxia en su totalidad, quería retractarme de todo lo que dije. No quiero romper con ella. Yo quería quedarnos juntos.
….Sin embargo, cuando yo necesitaba solo un latido más, su móvil sonó. Fueron sus padres. Cuando la llamada terminó, ella abrió los brazos.
….—¿Un último abrazo?
….La burbuja de valentía se reventó y acepté el abrazo. Me dije que nunca olvidaría la sensación de la curva de su espalda, la suavidad de su cabello, el olor de su perfume favorito que olía como miel, y la calidez que irradiaba su pequeño cuerpo.
….—Adiós.
….La vi pasar por el lector de tarjetas y mezclarse con el mar de personas que se iban a casa después de un día atareado. Me senté allí en uno de los bancos fríos de metal y vi los números rojos en el reloj cambiar. Simplemente me senté allí, mirando hacia el espacio, sintiéndome demasiado insensible. Era una sensación inexplicable; como si estuviera observando mi cuerpo desde otro lugar.
….(Cobarde.)
….Para cuando recuperé mi sentido del yo, ya habían pasado treinta minutos. Tomé un largo respiro para prepararme para el viaje a casa cuando escuché una conversación de una mujer con otra chica.
….—María, no pongas el bolso en el piso. ¡Vas a perder dinero!
….En ese momento, me acordé de Eliana y su creencia en supersticiones. Desde que la conocí, he aprendido distintos tipos de supersticiones filipinas que nunca habría escuchado en mi vida. Me acordé de los momentos en el que ella me contó sobre sus creencias.
….De pronto, una memoria vaga tomó forma en el frente de mi mente. Me senté derecho.
….—Estos zapatos…¿Por qué solo ahora estoy recordando esto?
….Ahora entendía porque Eliana estaba en el pensamiento profundo hace un rato cuando estaba mirando a los zapatos. Rápidamente me subí al metro hacia el aeropuerto. A lo largo del viaje, todo lo que estaba pensando era si podría llegar a tiempo.
….—Por favor, déjame llegar a tiempo –mascullé a mí mismo.
….Cuando llegué al aeropuerto, corrí lo más rápido que pude para buscarla.
….(¿Qué pasa si ya se registraron? ¿Qué pasa si ya han pasado inmigración? ¿Y si llego demasiado tarde?)
….Todo el tiempo, estaba orando — desesperadamente — y por algún milagro, vi una figura familiar al lado de las sillas. La esperanza se elevó en mi pecho y sin vacilar, fui directamente hacia la niña. Sin aliento, di un golpecito al hombro de Eliana y ella me miró con sorpresa.
….Mi mano instintivamente acarició su mejilla y observé que los ojos estaban rojos por llorar.
….—Lo siento, Eliana.
….—¿Joaquín? ¿Qué estás haciendo aquí?
….Saqué mi billetera y le di la primera factura de papel que la mano podría agarrar. Ella parpadeó en confusión y ladeó la cabeza.
….—¿Recuerdas? Cuando empezamos a salir, te regalé un par de sandalias y me diste un euro después. Yo estaba muy confundido, pero me contaste que, en Filipinas, si alguien regaló a alguien algún tipo de calzado, la persona que recibió el regalo necesita dar dinero al dador del calzado. Todavía estaba confundido así que luego me explicaste que, si el receptor no da dinero, la otra persona se alejará de su vida.
….Busqué en sus ojos un signo de continuar. Lentamente me incliné más cerca hasta que nuestras frentes se tocaron.
….—Creo que nunca te di un euro cuando me diste los zapatos que estoy usando ahora. En esa época, no vi el punto, pero supongo que esta es la consecuencia de mi escepticismo.
….Alcancé sus manos y me sentí esperanzado cuando no se apartó.
….—No te detendré de regresar a Filipinas, pero con esta moneda, aunque estemos alejados…
….(Por favor, no te alejes de mi vida.)
….Incluso si estábamos entre una multitud bulliciosa, era como estar de pie dentro de una burbuja que nos separaba de todos los demás. En aquel momento, en mis ojos, solo nosotros dos existíamos. Por fin, Eliana habló.
….—¿Pensé que no creías en estas cosas? –ella me preguntó.
….—Por ti, Eliana, yo creería en cualquier cosa.


II Premio


OSCURO

de
John Patrick Meneses Castillo

(alumna de la Universidad de Filipinas, Dilimán)

….En la sombra,
todo está negro. Vacío. Oscuramente nublando mi visión al frente…
….Ahorita, estoy solo, en la oscuridad. Encerrado en un espacio de algún lugar. Durante varios meses esperando ayuda, el maligno me hace daño por dentro. Solo, lejos del sol y de la gente, me siento perdido. Ahogado en un gran mar de pensamientos. No sé exactamente lo que siento. De verdad, no puedo sentir lo que siento. Solo vacío. Vacío en lo más hondo.

….Al frente,
no me importa porque dentro hay un maligno que me persigue. Este maligno tiene diferente forma en cada persona pero algo es común: quiere matarte por dentro. Ni el abrasador calor del sol ni la aglomeración de gente sirven de ayuda. Todo me pone enfermo como si estuvieras encadenado, inmovilizado para hacer siquiera las escasas cosas de la vida cotidiana («o problemas», más bien diría yo). Problemas de la vida cotidiana, y de vivir, más o menos existentes…
….«¡Hola!», dijo una voz distante. La volvió a repetir: «Hola, ¿sabes algo de este sitio?». No sé qué hacer o decir. Me he quedado helado. Ya no puedo hablar ni respirar. Mis manos temblaban mucho. Pero menos mal, salí huyendo sin hablar.
….Mientras corría, mi corazón latía tan rápido. Me faltaba el aire y sentía escalofríos por todo el cuerpo, pero dentro, el maligno me torturaba: «¡Pobrecito! Es tu culpa si se pierde, todo será culpa tuya», exclamó el maligno.
….Pero para mí, creo que estará bien. Hay otra persona a la que podría preguntar. Sin embargo, el maligno contradice: «pero va a pensar mal de ti porque no has respondido a su pregunta».
….Después de eso, ya no sé qué contestar. Sólo quiero desaparecer. Huir a todo. Y por delante, todo estaba oscurecido en la oscuridad.

….En este momento,
siento algo que ya no puedo explicar lo que está pasando. Creo que algo es diferente. Ya no puedo sentir lo que siento. Es cómo una sensación de montaña rusa que parece subir y bajar a la vez… Que al final te deja una cierta sensación de vació.
….Y, cuando por fin llegué a mi casa, me topé con mi mamá que me preguntó: «¿Cariño, estás bien, todo va bien? Pareces triste», ella dijo con una cara de preocupación. No sé cómo explicar todo pero creo que todo no está bien. Así, me fui a mi habitación sin decir nada. Y de pronto, las lágrimas salieron.
….Todo pasa mientras espero ayuda, pero el maligno me persigue a todas partes. Nunca me deja atormentarme. Se carcajeó mientras me preguntaba: «¿Por qué lloras por cosas sencillas?¿Eres incapaz de soportar más? ¡Eres demasiado débil!».
….Oí a alguien llamar a la puerta. Me limpio las lágrimas y la abro. Era mi padre. Aparentemente perplejo, aunque con un tono serio, preguntó: «¿Por qué pareces tan cansado sin haber hecho nada? ¡Deja de ser pasivo y sal de tu habitación! Haz algunas cositas». Lo que dijo, tiene razón. Aún así, no tengo ganas de hacer nada. Me apetece hundirme en mi cama y caer en las profundidades de la desesperación.

….En la sombra,
el maligno, dentro, es poderoso.
….Cierro la puerta, en silencio, junto con mi sufrimiento. Me tiré en la cama, e inmediatamente, las lágrimas brotaron de mis ojos hinchados hasta que me dormí llorando. Y cuando me desperté, estaba cargado de pesadez como si estuviera encadenado por todas partes del cuerpo. No puedo subir en mi cama. Ya no quiero despertar más. No quiero existir más. Me parece que no todo el mundo puede entender el peso que llevo en la oscuridad.
….Todo el día me quedé en la cama. Los bagajes que llevo se agravan por el maligno. Delante, todo está negro, vacío. Me cuesta hacer algo y las cosas pequeñas pesan. Todo carece de interés para mí. Ni ganas de comer ni energía para hacer nada. Estoy desconectado de la realidad donde los días todos están borrosos, y me siento completamente insensible y vacío hacía lo que me rodea. Durante mucho tiempo, esto es lo que sentía en mi vida.
….Mis padres han empezado a llamarme para comer. Yo no me comunico y los ignoro. Ellos, entonces, abren la puerta con la llave—sólo para ver a su hijo delante—con la mirada oscura, escondido en la sombra, sumido en la desesperación y la desesperanza, abatido por todo.

….Al frente,
su hijo se ve normal como otro muchacho. Pero, en realidad, los malignos no tienen cara ni forma. Afuera, tal vez sonríen y ríen, pero por dentro sufren.
….Ante mí, ví a mi madre, inquieta, y a su lado estaba mi padre con la misma preocupación.
….«¿Qué está pasando? ¿Por qué no abres la puerta? ¿Estás bien?», ella pregunta consecutivamente sin dejar hablar a mi padre.
….«Estoy bien, sólo me quedé dormido», yo contesté para parar y huir de todo. Además, creo que no puedo responder directamente a esas preguntas. Así que sí, «estoy bien», creo.
….Pasé corriendo entre ellos para ir a la mesa para comer. Y ellos me acompañan. Luego me fijo que los platos de la mesa eran mis favoritos cuando era pequeño, cuando todo era libre, cuando me sentía yo. ¿Cómo olvidarlo? Su exuberancia y sabroso olor cuando mamá me servía estas comidas con su sonrisa. Pero ahora, se convirtió en sosa e insípida como el rostro angustiado de mi madre. Lo que me atrae ya no son mis alimentos favoritos, sino el cuchillo al lado. «¡Ríndete, acaba con esto!», el maligno me insta a usarlo para hacerme daño. Lo qué está al frente no son las alegrías de vivir, sino el dolor de seguir. El maligno nunca me deja en paz. Cada vez que veo algo, el maligno me impulsa a terminar con mi vida.

….En este momento,
siento que lo que me pasa ya no es normal. Creo que algo es diferente de todo lo que he pasado. Yo pienso que lo que siento no es «sólo tristeza» como otros dicen, sino algo más que eso—como un sentimiento multidimensional y complejo que a todos les parece oscuro…
….Lo que llevo dentro cayó en forma de gotas de lágrimas en las mejillas. Ya no puedo disimular lo que he cargado por mucho tiempo.
….Al ver mi cara llena de lágrimas incontenibles, mis padres se sorprendieron.
….«Creo que necesito ayuda», dije en voz baja con un nudo en la garganta.
….Después de eso, mis padres con caras acongojadas, me dieron un fuerte abrazo al que yo respondí con mi lamento. Cuando el calor de sus abrazos traspasa a mi alma muerta, me siento seguro para llorar más, y tener a alguien con quien sostenerme en mis dificultades. Aunque ellos nunca supieron lo que sentí en todo este tiempo ni tampoco en qué estado me hallo, su calidez envuelve mi sentido del ser al sentir el suyo como mío, y el mío como suyo; una conexión humana para sentir el sentido del otro ser, ajeno al maligno que llevo.
….Ver las caras de mis padres mientras me abrazan con fuerza, me hizo darme cuenta de que los que llevo dentro, influyen en ellos. Por eso, me di cuenta de que necesito ayuda profesional.
….No sólo por mí, sino también por las personas que me rodean. Tras un rato, abro el portátil para comprobar mi correo electrónico. Después de tanto esperar, por fin puedo tener una consulta hoy. Así, cierro mi portátil y decido abrir la puerta una vez más para salir de casa junto con mis padres detrás de mí.
….Durante este tiempo, ya no estoy solo.
….Hay veces en que este maligno inquieto me pide que me rinda, que quede en la sombra en todo el momento. Pero al frente de la puerta abierta—lo oscuro lleva al amanecer. El primer rayo de la mañana envuelve la sombra por todas partes, dando calor a la fría brisa del pasado.
….En este momento, veo más, los vacíos se vuelven algo más; los dorados rayos de sol que bañan los árboles, enriqueciendo su entorno; el calor del sol que proporciona el crecimiento del árbol que, a su vez, nos da aire para vivir. Mientras el sol me abraza, las masas de gente empezaron a acumularse. A lo largo del camino, ví al extraño con el que huí antes. Tiene cara de desanimado. A pesar de mis manos temblorosas y mi corazón saltando latidos, le dedico mi sonrisa más cálida. Ojalá mi calidez abrigue su sentido del ser como lo hizo en el mío.



III Premio



LA ENCRUCIJADA

de
Ivan A. Buenaventura

(alumno de la Universidad de Santo Tomás, Manila)
Como un niño perdido en el bosque
buscando el camino de vuelta a casa,
abundan la maleza y los arbustos espinosos
sin camino ni sendero a la vista.

Después de lo que parecieron siglos de vagar,
entrando y saliendo de los matorrales,
mi piel atravesada por espinas y piedras afiladas,
por fin encontré un sendero

Me pregunté: “Adónde lleva esto?”.
Dar un paso parecía fácil,
pero el dolor y el hambre persiguen mi cuerpo
como fantasmas que persiguen mis sueños - una pesadilla, debo decir.

No obstante, si deseo vivir para ver la luz del día
y no sufrir el trágico destino de los que cayeron el Tres de Mayo
debo seguir adelante, sin preocuparme de las heridas,
porque sanarán.
Aunque las cicatrices perdurarán,
el arrepentimiento es más doloroso de soportar.

El camino me llevó a una encrucijada…
Otra instancia en la que debo elegir qué camino tomar.
Me di cuenta de que en cada momento de mi vida
decidir fue, es y será siempre la parte más difícil.