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Invocación a Rizal
(En el 40 aniversario de su nacimiento)
Fernando Ma. Guerrero
(1870-1932)
Te invoco¿Por qué no?Yo necesito
en el fiero dolor que me atenaza,
hablar contigo que dejaste escrito
el evangelio libre de tu raza.
Nuestra tierra, la tuya, aún ¡ay! padece.
La úlcera social que combatiste
ha retoñado, y se exacerba, y crece
como en aquel ayer obscuro y triste.
¡Ah! Mi dolor es grande
Yo te invoco,
yo te conjuro a ti: ¡sal de la tumba!
En todo lo que siento, miro y toco
hay algo que se pudre y se derrumba.
Infúndenos tu aliento; danos fuerza
para afrontar este turbión deshecho:
haz que el árbol reciente no se tuerza
ni que la fe agonice en nuestro pecho.
La maldad gana adeptos, Judas, vive,
cunde como la peste el servilismo,
y en esta confusión, hay quien concibe
como utopía suicida el patriotismo.
!Y te nombran los viles!
¡qué sarcasmo!
!qué insulto para ti que despertaste
el alma popular de su marasmo
y que nunca a los fuertes adulaste!
Impide nuestra ruina, danos fuerza
para afrontar sin miedo el torbellino;
haz que el árbol nativo no se tuerza
ni que yerren las almas su camino.
No nos duele el calvario: si es preciso
que se prolongue el sacrificio ¡sea!
Corone nuestras frentes el citiso
que puede redimir como la idea.
Mándanos tu firmeza invulnerable,
tu desprecio al patíbulo y las balas,
tu fe en la Libertad, que fue inviolable,
tu espíritu, tus fibras y tus alas.
¡Oh! ¡Que en el porvenir que se prepara
sean días de triunfo nuestros días!
¡Que no llore jamás María Clara
sobre el cadáver del patriota Elías!
19 de junio de 1901
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