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Tomo X, no.3,
Invierno 2006-2007

Director:
Edmundo Farolán



En este número:

Editorial/Indice

La historia
de la escena filipina
fragmentos
Segunda Parte
(Cecilia Quiros Cañiza)

El Consejo de los Dioses
fragmento
(José Rizal)

Reseña verídica de
la revolución filipina
( Emilio Aguinaldo y Famy)

Gen. Emilio Aguinaldo
(1869-1964)
Drama histórico
(Edmundo Farolán)

La revolución filipina
fragmento
(Apolinario Mabini)

Arte visual y poesía:
Brazos abiertos

de Paulina Constancia
(Andrea Gallo)

Cartas de
nuestros lectores









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Copyright © 2007 Revista Filipina,
Edmundo Farolán

diseño/webmaster:
Edwin Lozada
La historia de la escena filipina
fragmentos
Segunda Parte
Cecilia Quiros Cañiza
(La autora terminó sus estudios de B.A. en el colegio de mujeres, Bryn Mawr
en Pennsylvania, EEUU. Publicamos aquí con su permiso fragmentos de su tésis final.)



El consejo de los dioses, publicado por el Liceo Artístico en Manila en 1880 cuando Rizal iba a cumplir 19 años de edad, y luego en las páginas de La solidaridad en 1883, es un drama alegórico que ganó el único premio en conmemoración del aniversario de Miguel de Cervantes. Distinto a los años anteriores en donde el Liceo concedió diferentes honores para los participantes peninsulares e indígenas, el jurado peninsular decidió conferir solamente un galardón y escogió la composición de Rizal entre los demás.

La decisión de otrogar el premio a un nativo provocaba protestas por parte de los españoles quienes preferían que el honor fuera presentado a un peninsular. Esta preocupación causada por una obra nativa anticipaba la respuesta española ante los libros Noli me tangere (1887) y El filibusterismo (1891), y el papel importante de Rizal en la creación de una literatura nacional y en la preparación del escenario de la historia.

De hecho, aunque El consejo de los dioses es una alabanza de la tradición clásica y de una figura central en la memoria cultural española, su alegoría también presenta la introducción de la presencia nativa dentro del discurso colonial. En las direcciones de escena, Rizal entra su propio drama al final y entonces, presagia los honores que recibirá de su pueblo después de su muerte.

Considerada una de las obras más extravagantes en su manipulación de las tradiciones clásicas e hispánicas, esta obra es, sin embargo, un texto que revela las posibilidades de la alegoría y la mitología griega. El drama comienza con la reunión de los dioses en Olimpo para decidir el ganador de un certamen literaio, en honor de la victoria de Júpiter contra los rebeldes mortales. El ganador recibirá tres regalos de valor igual: una trompa guerrera, una lira, una corona de laurel, hechas de materiales preciosos. Juno nombra a Homero, el autor de la Odisea y la Iliada ya que nadie como él ha narrado "las batallas más sublimes en más hermosos versos...cantó a la divinidad de saber, a la virtud, al valor, al heroísmo y a la desgracia, recorriendo todos los tonos de su lira".

En desacuerdo, Venus sugiere al poeta Virgilio porque "cantó nuestras glorias y moduló las quejas del amor desgraciado; sus dulcísimos y melancólicos versos conmueven el alma...". Finalmente, la sabia Minerva habla y desafía a sus colegas al introducir a Miguel de Cervantes como el autor superior entre los otros aspirantes. Citando su libro inmortal Don Quijote, Minerva explica que Cervantes es un hombre "cuya fama ha atrevesado ya el espacio que separa al mundo de los mortales de Olimpo, ligera cual rápida centella..."

El destino de Cervantes, autor y guerrero, es parecido al destino que esperaba Rizal. Se puede ver aquí el paralelo entre el nativo Cervantes que penetra el mundo clásico y el joven Rizal que se incluye dentro del discurso español. Esta analogía también se extiende a las cualidades literarias y patrióticas que los dos respetaban. La literatura, según Rizal, es otro modo de enseñanza que ofrece la posibilidad de autocrítica y transformación. De hecho, Minerva elogia a Cervantes por su utilización del lenguaje para instruir a sus compatriotas. Don Quijote es un relato verídico de las costumbres y la historia de la época española en que vivía. Y en vez de usar la violencia y la pelea para enmendar el carácter de su sociedad, el autor informa a la gente sobre sus defectos a través de la escritura. En realidad su libro es "el látigo que castiga y corrige sin que derrame sangre, pero excitando la risa".

La Justicia con su balanza determina que cada autor merece los honores y al final del drama, Rizal aparece en la escena y concede la corona de lauro sobre el busto del autor. La decisión del joven Rizal a alabar a Cervantes no sólo presenta su propia valorización de la educación clásica e hispánica sino también, irónicamente, dramatiza las dificultades inminentes. Más tarde, sus novelas Noli me tangere y El filbusterismo, al estilo de la épica cervantina, expondrán la verdadera situación de explotación y corrupción religiosa en las islas que luego inspira una revolución que tiene como resultado la declaración de la independencia en 1898.


(Se continuará)