Los Dominicos y los Chinos: Los chinos (sangleyes)
como problema espiritual y social en Filipinas

Juan Hernández Hortigüela

Antes de llegar D. Miguel López de Legazpi a Filipinas, los chinos ya comerciaban con los naturales filipinos. Llegaban con sus barcos repletos de mercancías diversas, que eran apetecidas por los filipinos. Hacían sus transacciones desde el mismo barco ya que muchas veces, si desembarcaban en el puerto y colocaban sus tenderetes con los productos a vender, eran robados con frecuencia, por lo que decidieron no desembarcar y aquel que quisiera comprar se veía obligado a subir al barco a realizar la compra. Esto ocurría en Filipinas hasta que llegó Legazpi, quien se ocupó de este problema dictando normas de protección hacia su mercado y hacia ellos mismos.
....Esta protección trajo consigo que al considerarse mejor tratados y más libres, comenzaran a ejercer una activa propaganda de sus ideas, de su religión y de sus costumbres y lo que fue más grave para la sociedad filipina, es la llegada masiva de más chinos, vistas las facilidades y protección que les proporcionaban las autoridades españolas y eclesiásticas. Se alojaban entonces en la Alcaicería de San Fernando, edificio-mercado situado al otro lado del río Pasig, donde vivían hacinados (como era su costumbre) y montaban sus mercados.
....Acerca de su afluencia a Filipinas y su comercio con los españoles, el Gobernador D. Santiago de Vera en carta dirigida al rey el 26 de junio de 1587, dice: “Este año an venido a estas yslas muchos navíos de China y en particular a esta ciudad mas de treinta de razonable parte con muchas mercadurias caballos bacas y mas de tres mill hombres, helos regalado y Regalo mucho y estan con mucha aficion a esta contratacion y por este respeto y por las grandes ganancias que hacen, aunque a nuestro parecer venden tan varato que hacen pensar que en su tierra ó se produce sin yndustria todo ó lo hallan de valde todo;”
....Cuando se ocupan los dominicos de su evangelización y cuidado, debido a que habían estado algo olvidados por las demás religiones, como consecuencia de la precariedad de frailes y medios, los chinos son trasladados extramuros de Manila a un barrio que denominaron Parian, palabra mexicana que significa mercado. Este Parian no dejó de ser un hormiguero pestilente por sus innumerables sucios rincones. El Parian duró hasta su destrucción en el año 1860. A mediados del siglo XVII ya había en Filipinas una población de 30.000 chinos.
....Los chinos creaban problemas de conciencia a los frailes por su conducta falsa y desleal, cuyo fin de su vida era el lucro personal sin reparar en medios. Los chinos se bautizaban, en general, para obtener prebendas de los frailes y sin entrar dignamente en la religión católica a la que decían abrazar. Aunque de cara al exterior parecían buenos católicos, hay muchas dudas de que nunca lo fueran, pues en sus casas permanecían sus altares de culto a sus dioses, con los palillos encendidos para sahumar reverentemente a los mismos. Con los hijos eran más asequibles y frecuentemente, a los bautizados, les permitían los actos del culto religioso católico, pero siempre pensando en algún beneficio para el muchacho o para su familia.
....Cuando se casaban solían ser fieles a la esposa, mientras estaban en Filipinas, pero también era frecuente, en muchos de ellos, que con la disculpa de viajes a China, por motivos comerciales o por visita a familiares que habían dejado en su país, solían vivir por mucho tiempo con su “otra” esposa e hijos que habían dejado en China, antes de llegar a Filipinas. Es decir, la duda de su convicción cristiana, era más que evidente.
....Los religiosos no desconocían esta doble cara de los chinos y siempre estaban en guardia, corrigiendo lo que sabían o podían, pero en el plano espiritual, los progresos no fueron muy espectaculares. Sí que se hicieron progresos en cuanto a sus relaciones sociales, normalizándolas, pero con muchas dificultades.
....Pero igual que España los acogía y trataba en Filipinas como a los propios filipinos (en algunas ocasiones mejor) no existía una leal correspondencia con los españoles que viajaban a China. País completamente cerrado a los extranjeros de una manera tan brutal que el riesgo de entrar en su país suponía la tortura y muy cruel muerte, como hemos visto anteriormente. España siempre se lamentó de esta falta de reciprocidad por parte de China. En un artículo publicado en el año 1886, en el periódico La Oceanía Española, estos lamentos persistían, “si en China pudieran vivir los nuestros con seguridad y a lo que les conviniera...” “pero esa virtualidad no existe. Sólo al alcance los cañones de los buques europeos se disfruta allí de relativa seguridad.” “Todo esto es sabido, y sin embargo, para ellos no hay sino camino de flores entre nosotros, que hemos llevado la tolerancia de la ley y de las costumbres a extremos inconcebibles”.1
....Los sangrientos sucesos de principios del siglo XVII, producidos por la rebelión abierta y sangrienta de los chinos, cambiaron la postura de las autoridades españolas, dictando ordenanzas de desalojo de chinos de Filipinas y restricciones de entrada al país. Pero estas normas no duraban mucho y con el tiempo, se relajaban las costumbres y se volvía a las andadas, repitiendo los mismos lamentables sucesos. Abundando en este sentido podemos poner como ejemplo que, en la Real Cédula del 17 de abril de 1876 se ordena, una vez más, que “irremisiblemente y sin atender a respetos ni a representación alguna, fuesen expulsados de las Islas todos los chinos casados o solteros, infieles o cristianos que hubieran tomado parte en actos contra el legítimo gobierno”.2 Es decir, los problemas con la sociedad china existieron siempre en Filipinas.

.1.Los chinos en Filipinas .Males que se experimentan actualmente y peligros de esa creciente inmigración.- José Felipe del pan. Pág. 46. Manila 1886.
.2.Idem, pags, 81-82


....Pero seríamos injustos si no escribiéramos de los aspectos positivos de esta raza en Filipinas y su aportación a la sociedad de las Islas. Su comercio con Filipinas ayudó mucho a la economía del archipiélago, pues sus productos eran adquiridos por españoles y filipinos, y exportados a Nueva España donde se vendían muy bien en los mercados de Veracruz y en la propia Metrópoli.
....A cambio, los exportadores españoles recibían gran cantidad de plata por sus mercancías y la economía de Filipinas florecía con este comercio. Este sistema de comercio, que se realizaba con la intervención del muy famoso Galeón de Manila (o nave de Acapulco) duró hasta principios del siglo XIX. En contra debemos decir que también los chinos obtenían permisos fraudulentos para exportar, en el Galeón, a través de testaferros encubiertos
....De otra parte, la sociedad de Manila, principalmente, se benefició de la multitud de oficios que estaban en manos de los chinos. Prácticamente acaparaban todos los oficios: carpinteros, sastres, fontaneros, herreros, etc. Todos los oficios estaban en manos de los chinos, con gran detrimento de los propios filipinos que no supieron competir, tal vez por indolencia, o tal vez por excesiva protección de los españoles, relegándoles a la agricultura, en la que intervinieron muy poco los chinos, y otras actividades, perdiendo muchas oportunidades de prosperar en el comercio y en los oficios.
....Los dominicos tuvieron que luchar mucho contra la corriente de rechazo de la sociedad filipina contra los chinos. En realidad, los disgustos y problemas que dieron los chinos en Filipinas, hasta el final de la presencia española en las Islas, no compensaron, ni con mucho, los aspectos relativamente positivos de su llegada a las Islas.
....Otro gran inconveniente de los chinos fue, su falta de integración con la sociedad española y filipina; vivían apartados, comían de sus propias comidas cocinadas solamente con productos chinos, tenían sus propios médicos (aunque cuando lo veían muy grave inundaban los hospitalitos españoles), no consumían algún producto filipino, sus vestidos eran chinos, sus peluqueros eran chinos, es decir, eran unos auténticos parásitos sociales que no creaban nada, que ni aumentaban ni perfeccionaban nada. Se organizaban en cuadrillas, manejadas por unos pocos “mandarines” que ofrecían su trabajo a mejor precio, creando una competencia, muchas veces, desleal, en perjuicio de los propios naturales.
....En el año 1886, La Oceanía Española, periódico de Filipinas, publicó el libro que se ha citado anteriormente, donde se ponen de manifiesto los problemas sociales que acarrean los chinos en Filipinas, pidiendo se ponga coto a esta raza perniciosa, del cual reseñamos algunos párrafos que pudieran ser tan actuales hoy, en el siglo XXI, como lo fueron en los precedentes. No obstante, debemos advertir al lector que las denuncias que se plantean eran las correspondientes de la sociedad filipina de finales del siglo XIX.
Por ejemplo, “Burlaban las leyes, ocultando su personalidad, delegando en apoderados, representantes y subarrendadores de otras razas. En poder de ellos estaban los contratos de los fumaderos de opio, Galleros, Carnaga, Caballos, Mercados Públicos, Pontazgos y Vadeos, Resello de Pesas y Medidas, realizaban trabajos de una manera corrupta y corrompían trabajos auxiliares de la alimentación y provecho que correspondía a los nacionales.” “Los individuos que necesitaban dinero recurrían a las fundaciones llamadas Obras-Pías como la titulada de la Misericordia, establecida con capitales españoles a finales del siglo XVI; todo individuo que necesitaba dinero para su negocio o ampliación recurría a estas fundaciones solo con el requisito de dos firmas de personas solventes de la sociedad filipina, créditos por tres o cuatro años al 6%. Solo se aplicaba a los españoles, naturales y mestizos. Pero los chinos lograron que se admitiera las firmas de negociantes chinos, utilizando el dinero de los españoles.” “En el siglo XIX se hacen con ingentes negocios de tabaco que mezclan tramposamente y venden a mejores precios de fabricantes honrados que se ven obligados a cerrar y despedir obreros”
.
3 Se les acusó reiteradamente de que acuden siempre en el momento de progreso ya establecido y ellos recogen los beneficios con tiendas de productos baratos.
....El citado periódico filipino, se refiere a sus costumbres, nada recomendables, “Los chinos son refractarios enérgicamente a todo lo que es ornato, buen gusto, policía, higiene pública y privada” “Le es indiferente todo lo que pueda separar su atención del lucro que se propone en tales o cuales negocios del momento”.4
....En la memoria de entrega del mando del general Nozagaray, en 1859, dedicado a los problemas de los chinos, dice: ”Es general clamor contra los asiáticos en el país, porque no hay competencia posible con ellos: españoles, mestizos, indios, todos dejan el campo libre en el comercio de reventa así que se presentan los chinos.” “Las escasa necesidades de estos, su sufrimiento para todo insulto y vejación, su docilidad a todo sacrificio o tarea personal en que puedan hallar utilidad, la elasticidad con que se plegan a las costumbres de los naturales, a los cambios de productos y a toda la exigencia del consumidor, sus gastos personales insignificantes, manera de vivir, unión estrecha que sostienen, todo les coloca en una situación ventajosa para ellos inmediatamente, y no siempre por el movimiento comercial”. 5
....Un párroco, cuyo nombre no se cita, pero que se le reconoce como de mucha ilustración y larga vida en Filipinas, arremete contra los chinos de esta manera, “Ni la langosta en los campos ni el Anay (Termitas) en los poblados, hacen la sombra siquiera del destrozo que ocasiona la avalancha de celestes que rueda por provincias.” “ El chino visita y hace regalos al que le puede servir o teme le haga perjuicio: prodiga la risa y buen semblante en máscaras de su corazón metalizado: ofrece a los que van a su tienda tabacos o cigarrillos o betel para mejor sacarles el valor duplicado de lo que venden.”.“Otros salen de Manila más protegidos por haber hallado persona o pariente ya asegurado; emprenden un viaje de exploración, eligen punto de residencia, montan una tienda más o menos nutrida de chuchería, y a la sombra de la tienda se acapara aceite, café, cacao, abacá, brea, bayones, petates, hasta las gallinas y los huevos, y todo se admite por algún trapo, todo se cambia, todo se conduce a Manila centuplicado el valor de las chucherías". 6 Finaliza su discurso el citado sacerdote con estas palabras, "¿Qué nos trae la China aquí? ¿Nos trae brazos para el trabajo? No. ¿Nos manda artistas, hombres de ciencia, conocidos profesores de algún género de industria? Tampoco. Sólo manda sanguijuelas que chuparán todo el jugo vital, político, moral y religiosos de este archipiélago. ...que ellos sólo arruinan todo comercio por su mucha inmoralidad y porque lo adulteran”.7

.3. Ibidem, págs, 22-28
.4. Ibidem, pág, 30
.5. Ibidem, pág, 34
.6. Ibidem, págs. 37-39
.7. Ibidem, pág.40


.......El informe del periódico filipino también se refiere a las muertes descontroladas de los chinos y se queja de que, cuando algún chino adinerado muere, le trasladan en barcos a China, en féretros perfectamente acondicionados, según obligan sus leyes, sin embargo en Filipinas la queja general era que, “así como sobre lo demás que a sanidad y cementerios chinos atañe, nada sabemos de cierto, ni nosotros ni la administración municipal”.8
.... En cuanto a la competencia comercial con los chinos se trata de un problema muy difícil de resolver porque “en una casa donde viven cincuenta o sesenta chinos, no podemos vivir sino seis o siete personas, lo más...” “porque no tenemos como tienen los chinos, esa práctica egoísta y antisocial de no emplear en sus negocios y obras más que a paisanos suyos”.9
....Tal vez el contenido de este libro parezca muy mordaz y a veces, algo injusto por cargar las tintas solamente sobre los chinos. Pero lo que es indudable es que, los chinos, siempre crearon problemas en la sociedad filipina y española, a veces problemas con derramamiento de mucha sangre.10

.8. Ibidem, pág. 49
.9. Ibidem, págs. 81-82
.10. Este texto descrito podía considerarse hoy, en pleno siglo XXI, como muy actual: China, a pesar de su sucinta apertura, continúa siendo un país muy cerrado al resto del mundo, sin embargo los chinos inundan el mundo con su presencia y sus comercios, creando muchos problemas de competencia con los comercios locales, problemas similares a los descritos, sin que las autoridades de todos los países les cierren las puertas, evidentemente por apetencias económicas. Ellos, sin embargo, tienen unas rígidas leyes para la entrada de capitales extranjeros y de personas, con controles muy estrictos.


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Tomo XIII, no.1,
Primavera 2009

Director: Edmundo Farolán




En este número:

Pedro Alejandro Paterno
Manuel García Castellón

“AMOR DE OBRERO FILIPINO”
De la colección Aurora social, por Pedro Alejandro Paterno.
(Versión abreviada
por Manuel García Castellón)


La historia del mono
El calabacín blanco
(Cuentos filipinos de la Revista Seda)
Introducción: Martín Lo Coco
Traducción: Irene Lo Coco

El escenario de las Islas Filipinas
en las crónicas y cuentos
de Emilia Pardo Bazán
.
María Luisa Perez Bernardo

Los Dominicos y los Chinos:
Los chinos (sangleyes)
como problema espiritual
y social en Filipinas
Juan Hernández Hortigüela

El enjuiciamiento
de Rizal fue justo

Guillermo Gómez Rivera

Los Revolucionarios Filipinos
y el español

Javier Ruescas

Nuevas perspectivas
para la lengua española
en Filipinas
Rafael Rodríguez-Ponga

Un siempreviva
¿Soberbia flamenca?
Dos poemas de G.G. Rivera:

Asociación Cultural
Galeón de Manila
Javier Ruescas

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